El título del libro ya lo dice todo: Cuando fueron a por mí. Una obra escrita por la concejala Sonia Vivas, en la que ha querido explicar el sufrimiento personal y profesional que padeció cuando fue policía local de Palma, perseguida por su condición de lesbiana y por su valentía al convertirse en denunciante de la corrupción en el cuartel de Sant Ferran. Han intentado despreciarla, coaccionarla y denunciarla en falso, y ha sufrido una insoportable campaña de desprestigio. Pero los que han perseguido a la hoy regidora de Podemos no han conseguido silenciarla. En su segundo libro, editado por Planeta, mezcla su infancia con su conocimiento directo en las graves irregularidades que salpican a la Policía Local, de las que ella fue testigo privilegiado. Ha omitido algunos nombres porque muchas de estas denuncias aún no han sido juzgadas.
¿Su libro es realidad o ficción?
Por desgracia para los ciudadanos de Palma refleja la triste realidad de la grave corrupción que existía, y todavía existe, en la Policía Local. Al ser un caso tan complejo he querido que el lector tome conciencia de la gravedad de lo que ha pasado en esta ciudad con funcionarios que representan el orden.
¿No habrá sido fácil narrar la trama?
No lo ha sido porque pretendía demostrar que la homofobia que yo padecía estaba directamente relacionada con la corrupción que salpicaba al cuartel.
¿También habla de su niñez y de su deseo infantil de ser policía?
Hablo de mis padres y de mi infancia en Cataluña. Yo desde niña siempre quise ser policía para ayudar a los demás.
¿Desde cuando se produjo este rechazo a su presencia en la Policía Local de Palma?
Al poco tiempo de entrar en Sant Ferran empezaron a tratarme mal. Se me estuvo acosando porque estaba sola y me convertí en un peligro para los compañeros corruptos, porque era capaz de hacer lo mismo que hacían los hombres.
¿Se arrepiente de haber denunciado la corrupción y la homofobia?
Solo me arrepiento de no haber tenido más fuerza para detener este acoso.
¿Los policías corruptos siguen manteniendo su poder?
Tanto es así que se permiten organizar fiestas en el cuartel y a mí me siguen tratando de traidora.
¿Comprende el sufrimiento que han padecido los testigos que han denunciado la corrupción de la Policía Local?
Lo comprendo y es muy grave lo que hemos sufrido todos los denunciantes . Ningún gobierno ha sido capaz de defender a estos héroes que han denunciado la corrupción.
¿En su libro afirma que este acoso continúa?
Así es y sobre todo ahora que tengo un cargo público. Están presentando denuncias falsas para dañar mi imagen pública.
¿No es la primera denuncia falsa que presentan contra usted?
Me acusaron de agredir a un detenido un día que no trabajé. Mis acosadores pretendían enviarme a la cárcel con falsedades.
¿Qué habría pasado si no se hubiera investigado esta corrupción policial?
Pues que muchos empresarios se verían obligados a pagar sobres con dinero a los policías para evitar que les cerraran sus negocios y esto no se puede permitir en una ciudad moderna como Palma. Pero visto los últimos acontecimientos cada día tengo más claro que la mafia policial no olvida, ni perdona.
Entonces, ¿la corrupción policial no es un invento de un juez y un fiscal como sostienen los sospechosos?
Esta corrupción existía y se ha investigado gracias a la valentía del juez Penalva y del fiscal Subirán, por mucho que pretendan convertirles en delincuentes. La verdad saldrá en los próximos juicios y se sabrá lo que han sido capaces de hacer estos policías locales.
¿Alguien controla a la Policía Local de Palma?
Es muy difícil. Lo demuestra la fiesta que se celebró en el cuartel. En el libro he querido destacar la valentía de los compañeros que fueron los primeros en denunciar las corruptelas que existían y que lo único que han logrado es ser señalados de traidores por sus compañeros.
En su juicio quedó demostrada la homofobia que sufrió. ¿Esta persecución sigue existiendo?
Por supuesto que sí y se producen muchas actuaciones machistas.
¿Y aún siendo víctima se vio obligada a dejar la Policía Local?
Así es, porque para muchos soy una traidora. Ahora desde mi cargo político sigo teniendo la oportunidad de seguir defendiendo al ciudadano, al igual que hacía cuando vestía el uniforme de policía.
