La biblioteca municipal situada en la plaza del Tubo, junto al instituto Ramon Llull, recibe a sus usuarios con una imagen lamentable, ya que los grafitis inundan la puerta de la entrada, la base de las columnas que la flanquean y las paredes, en las que se ven los intentos previos de cubrir otras pintadas, pero en vano, porque los incívicos vuelven a abarrotar el edificio de grafitis.