Palma necesita un cuarto horno crematorio para atender las necesidades de incineración de sus muertos, ha afirmado el gerente de la Empresa Funeraria Municipal (EFM), Jordi Vilà.

En estos momentos, los dos hornos del camposanto de Son Valentí, en la calle Jesús, funcionan a pleno rendimiento y el tercero, el de Bon Sosec, se encuentra al 80% de su capacidad.

Vilà ha explicado que la construcción de un cuarto horno crematorio, que por problemas de espacio en Son Valentí debería abrirse en Bon Sosec, es un proyecto "estratégico" que debe afrontarse en esta nueva legislatura.

Su coste rondaría el medio millón de euros: el horno y las necesarias obras y los filtros de las chimeneas para reducir las emisiones a la atmósfera.

La EFM gestiona cada año las exequias de 4.000 personas, de las que los familiares de la mitad optan por la incineración, una tendencia que en estos momentos se encuentra estabilizada, ha explicado Vilà.

Estos hornos de cremación alcanzan altas temperaturas (de aproximadamente 870 a 980 °C) y están diseñados para quemar un solo cuerpo a la vez. Quemar más de un cuerpo simultáneamente es una práctica ilegal.

Los tres cementerios públicos de Palma son los de Son Valentí y los de las localidades Sant Jordi y Establiments, si bien la EFM también gestiona mediante convenios los de Génova y La Vileta, de titularidad parroquial. Bon Sosec, en Marratxí, es privado, aunque el tanatorio lo gestiona EFM.

Vilà ha considerado que en los próximos ejercicios la empresa debe "ganar en competitividad", ya que el sector funerario está liberalizado desde el año 1996.

A su parecer, es necesario "garantizar inversiones" para la modernización de EFM, después de que la empresa pública haya logrado una situación financiera "muy mejorada", con una facturación anual que supera los 9 millones de euros y una "deuda manejable" de 6 millones de euros.

"O ganamos en competitividad o las empresas privadas nos irán arrebatando cuota de mercado", que en estos momentos es del 75% en favor de la EFM, ha concretado Vilà.

El gerente ha destacado las obras de renovación que acaban de concluirse en la zona antigua del cementerio palmesano, que están valoradas en algo más de 530.000 euros, así como el incremento en los últimos años de los servicios de limpieza, jardinería y limpieza.

También ha apostado por mejorar la formación de manera continua del centenar de empleados de la empresa pública, ya que este sector está ofreciendo continuamente nuevos usos y técnicas.

Vilà ha querido resaltar su "admiración" por las "habilidades" y la profesionalidad de los empleados municipales que atienden a una media diaria de doce familias que deben enfrentarse al difícil momento de despedirse de un ser querido. De manera especial, ha apostillado, cuando se trata de muertes traumáticas o de niños.

Otros de los proyectos que se debe afrontar, según Vilà, es la construcción de un segundo puente peatonal para cruzar Sa Riera, que divide en dos zonas el camposanto, que tiene 20 hectáreas de extensión.

Además, como la ciudad está "engullendo" a Son Valentí, sería conveniente aprobar, a través la modificación del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Palma, el uso peatonal de algunas calles del cementerio, al igual que sucede en muchos cementerios de Londres.

Son Valentí fue inaugurado el 24 de marzo de 1821 y ha sufrido numerosas modificaciones desde ese momento. Los primeros entierros de los que hay constancia son del año 1826, según la Asociación de Funerarias y Cementerios Municipales.