La cerveza tiene tirón. Lo corroboran los organizadores de la Beer Palma que desde su inauguración hasta este domingo, última jornada, esperan "empatar" en la afluencia alcanzada el 2018.

Para esta edición, se han puesto a la venta más de 100 variedades internacionales y locales. Éstas últimas, con fieles seguidores. Son las cervezas Món, hecha en Sineu, la Forastera, en Alaró; la de Beer Lovers, de Alcúdia, y cas Cerveser, de Puigpunyet. Este año ha faltado la Toutatis, la cerveza belga hecha en Sencelles por un arquitecto que se prendó de la isla.

"Vendieron tanto que se se han quedado sin género", indicó la portavoz de la organización de la Beer Palma. Son los handicaps que tiene el mercado de la cerveza artesanal, que suelen trabajar con producciones cortas. Eso sí, mimadas como pocas.

La cita de los amigos de la rubia son, sobre todo, cruceristas, según los días; y los fines de semana, los clientes locales. "Los resultados están siendo buenos, aunque siempre dependemos de la climatología", indican los organizadores.

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El coste de las bebidas va de los 2 a los 5 euros, dependiendo de la procedencia y el tipo de cerveza. En los distintos expositores se servirán tapas de 2 a 4 euros.

Como otros años, en la Beer Palma se paga con una monedas de plástico creadas para el evento, que se adquieren a la entrada a un precio de un euro cada una.

Además de las cervezas artesanales, las principales marcas están presentes con sus distintas variedades. No faltarán la Estrella Galicia, "un clásico", indica la portavoz de la feria; la exitosa Rosablanca, las de Cruzcampo, San Miguel. Entre las extranjeras, las Guinness que en esta edición presentan sus novedades.

La feria está abierta desde las 11 a las 23 horas los fines de semana.