Niños y personas mayores rastreron en la arena en la playa de Ciutat Jardí. No hay edad para tomar conciencia del daño que hacen los plásticos de un solo uso. Más de un centenar de personas limpiaron este trozo del litoral urbano gracias a la convocatoria de la organización Ondine, fundada por Brad Robertson en 2012 y que ayer cuentó con un amplio respaldo social.

El año pasado recogieron en las playas de Mallorca casi 60.000 objetos entre plásticos de distinto grosor, microplásticos, residuos sanitarios, colillas, bastoncillos, tapones, botellas y bolsas, entre otros, hasta sumar casi mil kilos. Fueron 1118 voluntarios como Anneika, una residente sueca en Palma, que a sus 70 años, dobla su cuerpo para recoger el plástico que contamina y está liquidando el mar.

"Las playas de Palma deberían estar más limpias pero no es así. Por eso ayudo a recoger", expresó. A su lado, una amiga que formó un portal muy vinculado a difundir "el daño" que hacen las colillas que dejan en las playas.

Hasta Ciutat Jardí se acercaron los estudiantes de Ciencias de la Naturaleza de la Roskilde Katedrale Skole. Son alumnos de 17 a 19 años. Su profesora Mette Boge Truelssen cuentó que están estudiando cómo afectan los plásticos a los peces y vinieron a Palma en viaje de estudios para estudiar su caso. "Creemos que se están dando pasos como la aprobación de la Ley de residuos de este gobierno", expresó la profesora.

Mari Gutic es la responsable de educación en Ondine. Señaló que la actividad ayer en la playa de Ciutat Jardí sigue las "cuatro 'R' que son rechazar (bolsas de plásticos y usar la tuya de tela o cartón), reusar (no comprar alimentos envasados en plásticos), reducir y reciclar.

"Limpiamos playas pero no es nuestra función; lo hacemos para contarles lo que significa que sigamos utilizando el plástico de un solo uso en nuetsra vida diaria y cómo hay alternativas".

En Ciutat Jardí, con la playa y los chiringuitos llenos, el efecto contagio se singularizó en ejemplos como el de la hija de un matrimonio de turistas que están tomando un café. "Yo os he visto limpiar la playa, y quiero ayudar", dijo la pequeña de no más de siete años.

Para Ana Chiara no es novedoso el daño que ocasionan los plásticos. Años atrás trabajó en Greenpeace. Ella se sumó en esta iniciativa porque la vio en redes sociales. Es de Nápoles. Ahora vive en Palma.

"Ya he hecho algo parecido antes. Me sorprende la cantidad de toallitas desechables que encuentras. En mi opinión es exagerado el uso", expresó. De igual manera, recordó que las "dañinas botellas de plástico, porqué no se usan envases de vidrio. Hay que evitar el plástico. No es difícil", recuerda.