No se ha hecho esperar la réplica de Neus Truyol, máxima responsable del Área de Medio Ambiente del Ayuntamiento, a la crítica de Margarita Durán cuando dos días atrás indicó que “nunca con el Partido Popular tuvimos que cerrar playas”.

“El PP no cerraba playas cuando hubo vertidos de aguas residuales. Eso sí es turismofobia”, ha expresado Truyol. Los datos han atestiguado su afirmación. En 2012 se colocó una bandera roja y hubo trece episodios de vertidos. En 2013, 0 banderas y siete días de vertidos: en 2014, colocaron 4 banderas rojas cuando se dieron 11 días de vertidos. “El anterior gobierno del PP no puso atención a un problema que conocían de sobra. El cinismo del Partido Popular no tiene medida”, ha dicho Neus Truyol.

Con las playas de Can Pere Antoni y Ciutat Jardí ya abiertas al baño pero el recuerdo cercano de que en diez días se han cerrado las playas de Palma en tres ocasionesdiez días se han cerrado las playas de Palma en tres ocasiones, la última el pasado lunes, Truyol reiteró que frente al problema “grave” de los vertidos de aguas residuales al mar cuando se producen tormentas “hemos actuado con transparencia y prudencia” al cerrar las playas hasta tener resultados. “Este protocolo no se hacía con el anterior gobierno municipal”.

La actual actuación por parte de la Administración es ocho análisis al año, desde la conselleria de Salud; Cort, cada quince días, y Emaya hace otros tantos. “Las playas de Palma tienen el máximo control de calidad del agua. La salud es lo primero”.

Sin embargo, los vecinos están alarmados, sobre todo los el Portixol y el Molinar con áreas de baño cercanas a los focos de depósito de las aguas residuales pero que por un tema de protocolo no son consideradas áreas de intervención. “Entendemos su preocupación pero no toda la costa de Palma es playa y, por tanto, no podemos plantearnos, por ahora, la modificación. Para tranquilizar a los vecinos, recordar que los vertidos se hacen desde el Baluard del Príncep hacia can Pere Antoni y del Coll d’en Rebassa al torrent Gros”.

Palma va a tener que esperar a 2020 para que el nuevo colector y depósito que recogerán las aguas fecales, reduciendo los vertidos de agua sucia al mar en un 30 por ciento cuando hay episodios de lluvias torrenciales. Sin embargo, no va a resolver el problema. La nueva depuradora del Coll d’en Rebassa es del todo necesaria porque la actual “está obsoleta y, desgraciamente, una parte de los vertidos acaba en el mar”, reconoce Truyol. Se trata de una inversión estatal de unos 80-100 millones de euros, no tiene fecha concreta de inicio y conclusión. Desde Emaya se hablan de “cuatro años”.