Los accesos a la plaza de s'Escorxador cuentan desde hace poco con pilones para impedir que los vehículos puedan acceder a este espacio, situado sobre un aparcamiento subterráneo. Es una medida para garantizar la seguridad y controlar el uso de este lugar público mientras el Ayuntamiento elabora un informe sobre el estado de la infraestructura, ante la falta de estudios detallados y recientes. Para la Defensora de la Ciudadanía, Anna Moilanen, esta es una cuestión que "debe tener máxima prioridad" y que ha sido objeto de advertencias y recomendaciones al Consistorio durante el pasado año.

Los pilones, algunos de ellos retráctiles, fueron instalados a finales de diciembre en todos los accesos amplios a la plaza, de forma que impiden que cualquier vehículo pesado pueda entrar en ella. El Ayuntamiento comunicó a la Defensora que también colocaría señales para limitar el uso de este espacio, pero de momento, el único cartel que advierte de la resistencia de la plaza es uno antiguo, en el que se informa que la sobrecarga máxima admisible es de 1.000 kilos por metro cuadrado.

El verdadero estado de la plaza y del aparcamiento subterráneo está en estudio tras la insistencia de la Defensora y ante la falta de informes detallados. Hace ya meses que Moilanen acusó de "omisión imprudente" al Ayuntamiento en relación a la seguridad de la plaza y por no exigir a la concesionaria del parking el mantenimiento adecuado. Los regidores de Movilidad e Infraestructuras, Joan Ferrer y Rodrigo Romero, así como técnicos municipales, rechazaron la acusación por exagerada, pero se comprometieron a impulsar ese estudio sobre el estado de la plaza. En este lugar, Cort no permite actos con grandes aglomeraciones ni la colocación de estructuras pesadas.