Vianants en Lluita denuncia que alrededor del 51% de los colegios y centros de secundaria de Palma se permite una velocidad igual o superior a los 40 km/hora. "Estas velocidades crean entornos hostiles y peligrosos, los cuales por un lado fomentan el uso del vehículo privado a motor, y por otro generan situaciones de peligro y altas probabilidades de sufrir heridas mortales en caso de atropello", afirma la asociación.

El colectivo ha llevado a cabo una campaña de medición de velocidad en diferentes calles y concluye que las de Palma "son peligrosas" para la seguridad del peatón. Con su estudio, han constatado que el 30% de los coches que tenían vía libre (sin semáforo en rojo ni coches delante) superaban la velocidad máxima permitida en esa calle.

En el entorno escolar, remarca Vianants en Lluita, "se permiten velocidades de 40 y 50 km/h, lo que supone un riesgo para la vida de los niños, ya que las heridas tienen mayor probabilidad de acarrear la muerte en el caso de los menores de 10 años, además de desincentivar la autonomía infantil".

En el Camí de Son Rapinya es donde más se aprieta el acelerador cuando no hay obstáculos delante. Según las mediciones de Vianants, un 98% de los conductores lo sobrepasa. Es precisamente en esta calle donde, este mes, el Ayuntamiento ha reducido la velocidad y ha instalado pasos de peatones elevados para obligar a bajar la marcha.

En cambio, la calle Dragonera resultó ser donde más se respetaba el límite de 40 km/h. Solo un 4% de los conductores lo sobrepasaba.

En la avenida Salvador Dalí, con una velocidad máxima de 50 km/h, el 31% de los vehículos se saltaba la limitación, un porcentaje muy similar al 26% de la calle Barrera, aunque en esta vía la velocidad máxima es de 30 km/h.

Durante la campaña de mediciones, que se llevó a cabo durante diciembre de 2017, ha habido casos extremos, como los conductores que circulaban a 75 km/h en el camí de Son Rapinya o los 71 km/h en Andrea Doria.

El estudio de Vianants ha verificado la velocidad de 388 vehículos a motor (coches y furgonetas) en ocho calles de Palma. Solo han analizado los coches que tenían la vía libre (sin semáforos en rojo delante o coches girando y que detienen la marcha, ni ningún otro tipo de impedimento).

La asociación considera que "los límites establecidos, junto a su escaso respeto y falta de exigencia por el ayuntamiento, suponen un atentado contra la seguridad y los derechos del peatón".