Una semana después de que Unicef distinguiera a Palma como ciudad amiga de la infancia, el colectivo Vianants en lluita se muestra en desacuerdo "porque en las calles de Palma queda patente una flagrante vulneración de los derechos de la infancia". Como ejemplo, el que en varios entornos escolares las velocidades máximas permitidas superan los 30 kilómetros por hora, "lo que implica una alta probabilidad de morir atropellado". Recuerdan que a 40 kilómetros/hora solo sobreviven la mitad de los atropellados, y si éstos son niños, con los órganos vitales a la altura del parachoques, la incidencia aumenta.

Esa amabilidad de Palma es cuestionada por el colectivo donde "se puede aparcar con total impunidad en segunda fila a la entrada y salidas de colegios".

Recuerdan el suceso de la familia que circulaba por un carril bici y fue atropellada, incluyendo a la niña.

Los municipios que optan a ser reconocidos como ciudades amigas de la infancia lo hacen en función de fomentar el cumplimiento de los derechos de los niños. Unicef estuvo en Palma para valorar si era merecedora de la distinción que ahora critican los Vianants en lluita.

"Nos preguntamos si la comitiva enviada pisó las calles de esta ciudad, o si bien solo les pasearon por las calles peatonalizadas", ironiza.

Reflejo

En su alegación, los Vianants en lluita se preguntan: "Si las calles son un reflejo del tipo de sociedad que somos, está claro que ni Palma ni sus políticos merecen ningún galardón, a no ser que éste excluya el derecho de los niños y niñas a vivir con seguridad y salud en su propia ciudad".

El galardón que Unicef dio a conocer recientemente, se entregará este mes en Oviedo. Noguera lo agradeció por realzar que "Palma es una ciudad mejor para todos".