Los cursos con música que se imparten en las instalaciones del Institut Municipal de l'Esport son mucho más caros para el IME que los que carecen de animación musical, ya que este organismo público tiene que pagar cerca de 30.000 euros anuales a la SGAE (Sociedad General de Autores y Editores) por las canciones que suenan en las clases dirigidas. La entidad privada que se dedica a gestionar los derechos de autor de sus socios, como los intérpretes, no cobra en función del número de composiciones que se ponen en las diferentes actividades, sino del número metros cuadrados y cursillos de cada equipamiento municipal.

Por este motivo, el IME paga más por Son Moix, debido a que "es el polideportivo más grande y con más clases de este tipo", como indica el gerente del Institut, José María González. "Después está s'Estel, en el casco antiguo, ya que en él se ofrece el PAD (Programa d'Activitats Dirigides), donde hay muchos cursillos con música", añade en referencia a aquagym, fit dance, aquagymfit dancecycling, mantenimiento, GAP, entrenamiento en circuito y gimnasia suave. En cambio, las instalaciones cuyas actividades deportivas no requieren música no pagan, tal como sucederá por ejemplo con el polideportivo de Son Ferragut, que se inaugurará en breve.

Si en el futuro se produce un cambio, "habrá que incluirlo en el convenio con la SGAE y añadir la cuota correspondiente". Respecto a las clases externas, las que llevan a cabo los clubes deportivos en los espacios que alquilan, el IME también desembolsa la parte que corresponde, como sucede con natación sincronizada, donde la música es imprescindible. "Hay otras ciudades que repercuten el canon a los clubes, aunque aquí no hemos querido hacerlo para favorecer al máximo el deporte de base", según González.

Tras un año de negociaciones, el gerente del IME firmó en 2017 un convenio con la SGAE con el fin de regularizar una situación que llevaba enquistada desde el año 2008. La Sociedad General de Autores y Editores "reclamaba una cantidad inasumible para el presupuesto del Institut, que no se había pagado en las anteriores legislaturas", de ahí que agradezca la predisposición de la delegación isleña de la entidad para alcanzar un acuerdo satisfactorio.

González se planteó incluso la posibilidad de utilizar repertorios de canciones libres de derechos de autor para ahorrar, aunque al final lo descartó debido a que "hay determinadas actividades, como por ejemplo zumba, cycling o natación sincronizada, en las que es imposible aprovechar este tipo de música, ya que a la gente le gusta escuchar canciones más actuales", como argumenta.