Los últimos rayos de sol de la jornada festiva de ayer calentaban a quienes se hacían los remolones en las playitas del Molinar antes de volver a casa mientras los fieles de la Virgen del Remei, patrona del popular barrio, iniciaban la procesión en la plaza de la iglesia. Unos y otros se encontraron en el paseo de la primera línea, junto al mar, y asistieron a una tradición que se remonta a los tiempos en los que el templo era un pequeño oratorio frente a la costa y la Mare de Déu del Remei iba portada a hombros por las mujeres de los pescadores que vivían allí.

Hace décadas que la zona dejó de ser de pescadores para pasar en los últimos años a convertirse en uno de los barrios exclusivos de la ciudad, aunque la esencia marinera se mantiene, como se demostró ayer. La procesión de la cofradía de Nuestra Señora del Remei congregó a los feligreses y a numerosos curiosos, residentes y turistas, que paseaban o tomaban algo en los bares de la calle Vicari Joaquim Fuster.

Al llegar al Club Náutico del Portitxol finalizó la procesión por tierra, aunque todavía faltaba uno de los momentos más vistosos y difíciles, el traslado por mar de la Virgen en una barca engalanada hasta el centenario Club Marítim Molinar de Llevant.

Las fiestas de la asociación del Born del Molinar continuarán el domingo con un encuentro de ball de bot en la pista deportiva municipal.