Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Vivienda

Vivir al raso en ses Estacions

Ahmed no tiene trabajo ni casa; se ha montado una tienda de campaña, donde cocina y duerme

Ahmed vive en esta tienda de campaña que él mismo se ha montado en el parc de ses Estacions. L.D.

En el parc de ses Estacions, en pleno centro de Palma, se vislumbra una especie de tienda de campaña. No se ve a simple vista. Está apartada. En ella vive Ahmed, un marroquí de 59 años. No se trata de un trabajador que pague un alquiler por una tienda de campaña en el centro de Palma, él no es una víctima de las consecuencias nefastas del mal uso del alquiler vacacional. Ahmed es un aparcado del sistema.

"No quiero más preguntas. Estoy cansado de ellas"; sin embargo, acaba relatando retazos de su historia. Lleva en el parque unos nueve meses, cobijado bajo la carpa de entoldado amarillo. Antes de montar su tienda, él vivía en la cercana estación de autobuses hasta que aquellos cubículos de cartón fueron desmontados. "Me vine al parque, pero cuando empezaron las lluvias, monté el toldo", cuenta.

Ahmed nació en Nador. Llegó a España diecisiete años atrás, "primero a Barcelona, y casi enseguida aquí". La razón es clara: "Había trabajo". En su país manejaba un tractor en labores del campo. En Mallorca siguió como agricultor pero fue en el sector de la construcción, "haciendo de todo un poco", donde por fin encontró respuesta a su miseria. "Se ganaba mucho dinero", asegura.

Aquello acabó. La crisis financiera se cebó en los Ahmed. Hoy, por más que insistan en la recuperación económica, en la ciudad mejor del mundo para vivir, donde hay quien paga alquileres de miles de euros por una noche, otros viven al raso. Si es que a vivir en la calle se le puede considerar vida. Además, fruto de un atropello, tiene las piernas destrozadas., Se mueve con muletas.

"Estoy cansado de mentiras y trampas. Te prometen cosas, y no hacen nada. Parece que las personas como yo no tenemos derecho, ni merecemos respeto ni tenemos libertad", se queja. Sin embargo, lleva meses viviendo en la calle, montando su jaima, y nadie le dice nada.

Cuenta que los servicios sociales le hablaron de alojarse en un piso compartido, pero que él no quiso. Después critica que "no haya casas para inmigrantes".

En la mañana del festivo Lunes de Pascua se ha acercado a verle Elena, con sus tres perros. Ella es vecina y es una más entre las personas que acuden a darle comida a Ahmed, aunque hoy es él el que le proporciona un guiso "riquísimo", elogia ella.

Ella es búlgara. Perdió su tienda de fruta y verdura. Cada día va a visitar a Ahmed. Charlan, ella le trae comida o él le da algún plato que ya ha preparado. "Somos muchos los que le cuidamos. Es una persona educada, generosa, no hace daño a nadie", pondera Elena.

Quejas

Al tiempo que ella se retira a comer con su hija, se acerca otra persona que vive en la calle. Es un portugués. Le pide una cuerda pequeña a Ahmed. "Aquí nos ayudamos todos", asegura.

De la ayuda de las instituciones como Cruz Roja, Ahmed no quiere ni oír hablar: "Todo lo que dicen son mentiras. Te prometen ayudad, y nunca llega", dice en un tono muy enojado.

Algunos vecinos del parque se hacen cruces con esta situación "injusta" y "desgraciada". "Es verdad que muchas personas se apiadan y le dan comida, pero no es una solución. El Ayuntamiento debería ser más firme, aunque también es verdad que a estas personas se les ofrece ir a viviendas sociales, y no quieren", expresa el vecino Xavier Masó. Él añade a sus quejas, la suciedad del parque. "Limpian, y dos días después vuelve a estar igual".

Compartir el artículo

stats