Imagina que eres un perro y te dejan abandonado en el arcén de una carretera en un lugar que no conoces, o que oyes petardos en las fiestas de verano del barrio donde vives y tu instinto te hace huir para protegerte. Te sientes desorientado, asustado y no ves por ninguna parte a tus dueños, que tanto idolatras. Caminas sin rumbo fijo intentando reconocer olores y te cruzas con un coche que casi te atropella o un vecino harto de tus incesantes ladridos. Llaman al centro de protección animal de Son Reus y, en cuanto pueden, ya que están saturados, dos operarios acuden con una furgoneta blanca llena de jaulas y te meten allí para llevarte a otro sitio desconocido con más jaulas y un centenar de perros, porque ahora el recinto está abarrotado. Este puede ser un día en la vida de los 37 canes, de media, que han sido abandonados cada mes en 2016, aunque en julio la cifra llegó a los 41 perros.

Con ese estrés llegan al centro, que el jueves cumple 40 años y está lleno por al aumento de las pérdidas, abandonos y renuncias en verano. En el primer caso, los que tienen chip son recuperados por sus propietarios, ya que les llaman desde Son Reus, como ocurrió con 49 el mes pasado. Los abandonos en la calle (con chip), los 54 vagabundos (sin chip) y las renuncias en el propio centro de protección (47) se producen por gran variedad circunstancias, pero "es una irresponsabilidad y una crueldad para los perros, ya que son seres vivos que sienten y sufren", afirma el coordinador de Bienestar Animal de Cort, Josep Maria Rigo. Reconoce que estas situaciones "no se pueden parar", aunque aboga por una "tenencia responsable" con el fin de evitar en lo posible que se repitan las casi 2.000 entradas que hubo en las instalaciones municipales en 2015, entre los más de medio millar de abandonos, los cerca de 800 vagabundos y más de medio millar de renuncias por parte de los propietarios.

Es uno de los objetivos de Son Reus durante esta legislatura y para ello Rigo cree que hay que "educar y concienciar con todo tipo de actividades y campañas, tanto para niños en las escuelas y el centro -porque son esponjas y pueden hacer de antena hacia el resto de la familia- como para los adultos. Es lo más efectivo, aunque lleva tiempo".

"Papá, quiero un perro"

Una iniciativa ya en marcha y que da muy buenos frutos es el programa con familias. "Cuando un niño dice: "papá, quiero un perro", muchos padres no están convencidos", cuenta el director de Son Reus, Pedro Morell. "La adopción es una decisión que se debe tomar en familia, no es cosa de uno solo, por lo que antes de asumir el compromiso, tienen la posibilidad de habituarse a las obligaciones de tener un perro viniendo aquí periódicamente a pasearlo y conocerlo", explica. "Cuando haces que el niño se tenga que levantar a las ocho cada sábado para ir a Son Reus a pasear a su futuro perrito, ya no le parece tan bien. Y eso es lo que tendrá que hacer cada día varias veces en casa", ejemplifica. "Así los padres pueden enseñarles que tener una mascota es una responsabilidad, no un juguete, y se tienen que comprometer a cuidarla", en palabras de Rigo. Como mínimo, les exigen que acudan al centro de la carretera de Sóller tres sábados seguidos, pero pueden ir todos los días y las veces que quieran, añade Morell. De este modo, ayudan a salir de dudas, fomentan la adopción responsable, no compulsiva, y evitan futuros abandonos.

Además, el área de Bienestar Animal introdujo como novedad en mayo la Escuela Urbana de Perros con el objetivo de mejorar la inserción de los animales de compañía en los hogares y en la sociedad. Participó una veintena de personas con sus mascotas en las dos sesiones impartidas y la segunda quincena de septiembre iniciarán más cursos, que sirven "para enseñar a los propietarios, más que a los perros, y lograr así que los animales se comporten mejor", según indica el director de Son Reus. Las sesiones se llevan a cabo por la tarde en las Zonas de Ocio Canino (ZOC) de Palma "para facilitar la asistencia y que tengan más visibilidad, ya que allí acuden muchas personas con sus perros y les puede interesar".

Adopta.palma.cat

"Lo más importante en Son Reus es fomentar la adopción para que los perros tengan un nuevo hogar y disminuir al máximo los sacrificios", tal como destaca el coordinador del Ayuntamiento. Por este motivo, han creado una dirección de internet directa (http://adopta.palma.cat) para acceder al listado de acogidos de forma más sencilla que antes. El viernes había 161 animales (se incluyen los gatos) y el que más tiempo lleva, con 130 días, es un pit bull, una de las razas de perro potencialmente peligroso (ppp). "Son los más difíciles de dar en adopción, por lo que son los que más probabilidad tienen de ser eutanasiados", dice Rigo, aunque a veces hay quien se interesa por ellos, como en este caso, ya que tiene una solicitud. El plazo de 15 días antes de ser sacrificados es un mito, ya que la mayoría llevan meses en el centro. No obstante, si la saturación continúa a causa de los abandonos y renuncias y la falta de adopciones, algunos no saldrán de Son Reus.