Cort ocultará el cableado que cuelga de las fachadas del casco antiguo y para ello se plantea aprovechar las tuberías que se instalaron en el fallido sistema de recogida de basura por succión neumática. El Ayuntamiento hará una prueba piloto y quitará el cableado de dos manzanas de pisos del barrio de la Calatrava con el objetivo de analizar cómo desarrollar el proyecto. Además de ser una antigua demanda de las asociaciones de vecinos y la entidad proteccionista ARCA, existe una ley autonómica desde 1993 que obliga a soterrar todas las líneas eléctricas, pero nunca se ha cumplido.

Los responsables políticos de la concejalía de Urbanismo y Modelo de Ciudad visitaron el centro histórico recientemente y los representantes vecinales les recordaron este problema, por lo que el regidor, Antoni Noguera, se comprometió a solucionarlo. "Se trata de un tema complejo, con vacíos de legislación, pero la idea es comenzar a trabajar y ver de qué manera se puede revertir el proceso" para que cada vez haya menos "cortinas de cables", como las definió ayer tras la gerencia de Urbanismo.

Durante los últimos años, el problema se ha agravado, según denuncia ARCA, quien al inicio de la legislatura exigió al nuevo equipo de gobierno del Pacto "que elimine el cableado de las fachadas y evite la colocación de más". Advirtió del "escándalo" que supone que "en un par de años se ha multiplicado por dos o más el número de cables en las fachadas, lo que afea el paisaje urbano", lamentan.

Como explicó director general de Urbanismo, Biel Horrach, el incremento se debe a la mayor cantidad de servicios ofertados, tanto en el ámbito de las telecomunicaciones como a causa de la liberalización eléctrica. Por lo tanto, considera que "es cada vez más complejo" que cada una de las compañías de suministros se encarguen de soterrar su propio cableado.

Respecto al aprovechamiento del trazado del antiguo sistema de recogida de basura por succión neumática, la concejalía debe estudiar su viabilidad con las áreas de Medio Ambiente -que es quien gestionaba las tuberías- y de Infraestructuras -debido a que está en contacto con todas las empresas suministradoras de servicios; y entre los tres "ver si esta hipótesis de trabajo es la mejor solución".

El responsable de Urbanismo, Vivienda y Modelo de Ciudad confía en invertir el proceso, ya que "hay que entender el casco antiguo encaminándolo a que Palma es precandidata para ser Patrimonio de la Humanidad", en palabras de Noguera.

Las dos primeras manzanas cuyo cableado se ocultará serán escogidas por el Patronat de l'Habitatge tras un diagnóstico elaborado por el Consorci Riba. "Ahora están analizando los casos más singulares de espacios en los que se pueda intervenir", cuyos resultados servirán de base para "extrapolar la medida de forma sistemática en el centro histórico y el resto de barrios", tal como avanzó Biel Horrach.

El problema colea desde la ejecución de las obras del Pla Mirall, un ambicioso proyecto impulsado a finales de los años 90 -cuando Joan Fageda era alcalde- para rehabilitar las fachadas del centro histórico y sus calles, pero que no previó el soterramiento de los cables de Gesa y Telefónica, entre otros. Pese a la existencia de una ley desde hace dos décadas que obliga a soterrar las líneas eléctricas, hasta ahora ningún gobierno municipal ha actuado sobre este asunto.