El concesionario del antiguo fortín de Sant Carles presentó ayer alegaciones contra la orden municipal de cerrar el bar, por lo que la clausura se retrasa hasta que el Ayuntamiento estudie el documento de los promotores del negocio, emita un informe y decida si las instalaciones siguen abiertas o deben ser cerradas por carecer de licencia de obras y de actividad.
Cort otorgó ayer la notificación en la que establecía un plazo de 48 horas para cumplir la orden de clausura, pero el proceso se ha paralizado a causa de las citadas alegaciones. En el caso de que al final fuesen estimadas, el negocio continuaría abierto.
Sin embargo, la concejalía de Urbanismo y Modelo de Ciudad esgrime que el expediente se ha iniciado debido a que las obras del establecimiento, situado en el Dique del Oeste, se realizaron sin las preceptivas licencias. El concesionario argumenta que no las solicitó porque el antiguo fortín militar se encuentra dentro del "dominio portuario", pero el Ayuntamiento le rebate que se necesitan los permisos cuando la actividad que se desarrolla no tiene ninguna relación con los usos portuarios.
Tal como explicó el teniente de alcalde Antoni Noguera, se trata de un bar que, a pesar de que está situado en el ámbito de competencia del puerto, la concesión que otorgó la Autoritat Portuària es insuficiente para autorizar su apertura.
Otro de los argumentos de los promotores es que cuentan con el visto bueno de la comisión de Centro Histórico de Cort, aunque el gerente de Urbanismo, Joan Riera, matizó que este organismo autorizó un proyecto de bar en la fortaleza protegida que no tiene nada que ver con el finalmente ejecutado. Detalló que tenían permiso para colocar mesas y sillas en el foso, pero lo que han hecho ha sido instalar una tarima para salvar los cuatro metros de profundidad y conseguir así que la terraza se eleve al nivel de la muralla, en un monumento que está declarado BIC.
