El club Table Dance, como otros locales de alterne, tenía un método para conseguir clientes. Se pagaba una comisión a cada taxista que se detuviera en el local de la Platja de Palma y llevara a uno o varios clientes para que pudieran estar con las mujeres.

Las prostitutas que trabajaban en este prostíbulo de la zona turística de Palma conseguían los beneficios en base al trabajo que realizaban. Es decir, su sueldo dependía del número de relaciones sexuales que mantenían con los clientes. El propietario les aseguraba un fijo de diez euros por cada día de trabajo. También obtenían la mitad del precio de la copa a la que les invitaba el cliente, así como el 50 por ciento de cada relación sexual que mantuvieran.

En el local se encontró un detallado control del dinero que generaba cada una de las prostitutas que trabajaba en el local. Para evitar sanciones al empresario, eran contratadas por horas como limpiadoras o como bailarinas.

Las prostitutas han denunciado que el empresario las coaccionaba y las obligaba a mantener relaciones sexuales con él, sin preservativo, si querían trabajar allí. j. f. M. palma