Grava y cascotes. Así es como ha quedado la mayor parte del Lluís Sitjar, el antiguo estadio del Real Mallorca. La demolición del campo de fútbol está cerca de su fin. Esta semana ha comenzado el derribo de la última gradería, la tribuna principal. Es lo único que queda en pie del campo del Fortí, cuya destrucción finalizará a finales de abril, pocas semanas antes de las elecciones municipales.

El regidor de Urbanismo, Jesús Valls (PP), afirmó ayer que las obras se han completado al 80%. "Buena parte de los trabajos se están haciendo a mano para no molestar a las edificaciones colindantes. La empresa responsable del derribo está esperando que llegue una máquina de la península para facilitar la demolición de la tribuna alta", aseguró.

El responsable municipal de Urbanismo manifestó que las obras van "según lo previsto en precio y plazo", por lo que "a finales de abril será cuando previsiblemente terminen los trabajos".

Valls recordó que el avance de Plan General de Ordenación Urbana que está actualmente en tramitación prevé que la parcela del Lluís Sitjar -de unos 27.800 metros cuadrados de superficie- pase a formar parte de la cuña verde.

"No se han presentado alegaciones en contra de esta propuesta y existe unanimidad entre los tres grupos políticos del Ayuntamiento. Sin embargo, ahora mismo no hay ninguna tramitación al respecto. Como dijo el alcalde Isern, será trabajo del siguiente equipo de gobierno municipal", argumentó el concejal popular.

Según los datos que aportó ayer el consistorio palmesano, hasta la fecha se han generado unos 5.000 metros cúbicos de escombros. Estos residuos se depositarán en el propio solar para salvar el desnivel generado entre la plaza de Barcelona y el terreno de juego. Finalmente, se vallará todo el perímetro de la parcela para que no sea accesible.

Cort recordó que el derribo " elimina un peligro evidente para la seguridad", ya que el Lluís Sitjar estaba al borde del colapso. También suponía un riesgo para la salubridad, aparte de la mala imagen que daba a la ciudad.

De todo el recinto, solo se conservarán la puerta original de entrada al estadio, con el escudo del Real Mallorca, y un recuerdo topográfico de la ubicación de los córneres.