Los periódicos atesoran tal capacidad de sorpresa que a veces sobresaltan incluso desde la sección de Hemeroteca, que en Diario de Mallorca escribe Petrina Mójer. Me ocurrió el martes al leer una noticia publicada en La Almudaina el 9 de septiembre de 1914: "Para la extinción de las ratas", rezaba el titular. Y después seguía una referencia tan breve que me permito transcribirla completa: "El director de la estación sanitaria de este puerto, señor Berga, nos suplica participemos al público que satisfará diez céntimos por cada rata grande y cinco por las pequeñas que le entreguen vivas o muertas". Se me pone la carne de gallina solo al transcribirlo.

Estos roedores siempre han tenido mala fama en Occidente, entre otras razones porque en la Edad Media fueron considerados los propagadores de las epidemias de peste, aunque quien realmente propicia el contagio es una pulga que viaja a su costa. No es la peste la única enfermedad asociada a este pequeño mamífero. La palabra rata se usa siempre de forma despectiva y puede definir a un avaro o perverso. Se las asocia con un animal peligroso, sucio, fuente de enfermedades, parasitario y ladrón de comida. En cambio, en el noroeste de la India mantienen a unas 20.000 en el templo de Karni Mata como reencarnaciones de este santón del hinduismo y sus seguidores.

Hoy dejamos la labor de aniquilar a las ratas urbanas, las que realmente nos asquean, en manos de los gatos y de los técnicos municipales expertos en control de plagas. Por tanto, resulta impensable que una autoridad ofrezca una recompensa en el más puro estilo del Far West -"viva o muerta"- por cada roedor capturado por los cazadores de recompensas.

Sin embargo, siguiendo el ejemplo de su antecesor, nuestros prohombres podrían seguir ofreciendo dinero para mejorar la ciudad. Veamos algunos ejemplos. Por cada político o policía corrupto cazado: 10.000 euros. Por cada aviso de un bache eterno: 20 euros. A quien denuncie una construcción de mal gusto: 5.000 euros. Al ciudadano que liquide un bafle ensordecedor: 15.000 euros... Estas, y algunas otras, son nuestras plagas de hoy.