Durante milenios, la Humanidad se ha enfrentado a diferentes métodos para desarrollar la habilidad y la inteligencia. Sistemas que ayuden a consolidar el pensamiento. Desde los anacoretas que se retiraban al desierto, a los monjes miniaturistas, los científicos en las largas sesiones de laboratorio, los matemáticos con sus cálculos infinitos...
Antes, estas disciplinas comportaban un duro entrenamiento. Una metodología férrea para introducir los sistemas de raciocinio en la mente. Pero actualmente, el hombre contemporáneo lo tiene bien diferente.
Por un lado, la inteligencia y la habilidad se desarrollan mucho más rápidamente gracias a las nuevas tecnologías. Pero el reverso de la cuestión radica en eso que han denominado el "pensamiento líquido". Ante un teléfono móvil o un ordenador, se te disparan los estímulos. Caes en el abismo de eso que se ha denominado "la navegación zombie". De forma que todo lo que has ganado por un extremo, lo pierdes en concentración.
La ascesis de hoy en día consiste en la lucha interior por conservar una dirección a la hora de navegar por internet. Ahora mismo estoy escribiendo pero recuerdo que deseaba mirar los horarios de una línea de tren. Y si lo hago, me veré impulsado a visitar la web de un hotel que sale anunciado. Tras lo cual recordaré aquellas fotos tan bonitas de puesta de sol, que me llevarán al autor de un bloc que escribe sobre un libro, donde se habla del desembarco de Normandía. Y de repente me preguntaré: ¿Qué hago yo leyendo sobre el Día D si estaba escribiendo un artículo?
Es el pensamiento desenhebrado. Luchar contra él requiere más rigor mental que el de un maestro zen. Recordar a cada paso dónde estás, qué buscas, hacia dónde te diriges.
Así como el anacoreta se consideraba completado el día en que, desde su cueva del desierto, podía resistir todas las tentaciones que se presentaran ante su imaginación. Así el cibertopitecus dará un paso en la evolución cuando sea capaz de recordar aquello que buscaba cuando lleve más de veinte minutos de navegación por internet.
