Como si de un as en la manga se tratase, Mateo Isern sacó su carta mágica la noche de entrega de los premios Ciutat de Palma, el pasado lunes: "En el próximo pleno propondré la candidatura de Palma como patrimonio de la Humanidad". Es un póker utilizado recurrentemente en anteriores mandatos. Siguen siendo palabras. Oposición y especialistas en temas de patrimonio cultural reclaman al alcalde de la ciudad "seriedad" y recuerdan que "los hechos le desmienten porque el actual mandato se ha caracterizado en cero inversión patrimonial", expresó la socialista Aina Calvo. Antoni Noguera del grupo Més enumeró la lista de edificios que se han quedado sin dinero público: las casas del Temple, el Baluard del Príncep, los molinos del Jonquet, el Casal Balaguer y Can Serra.

En la actualidad, hay doce ciudades en España que son patrimonio de la Humanidad, entre ellas Dalt Vila de Eivissa. Menorca y sus restos talayóticos también aspiran a tal distinción de la Unesco. Palma lo pretende desde finales de los 90, siendo alcalde de Palma Joan Fageda y concejala de Turismo Francisca Bennàssar. En la pasada legislatura, con Aina Calvo al frente, se optó por aparcar la iniciativa ya que toda la fuerza del Govern se centró en que la serra de Tramuntana se alzase con el laurel que finalmente consiguió.

Voces discordantes

Al parecer, y a instancias de Maria José Massot, directora general de Cultura en Cort, ya ha habido alguna reunión entre distintos técnicos en patrimonio. Isern subrayó en su anuncio público que "es un proyecto que no tiene, ni debe tener, color político. Está concebido para sumar". Sin embargo, hay quien ve una maniobra electoralista de cara a los comicios del próximo año y desconfían. Piden rigor.

"Palma tiene características para serlo pero con todo lo que comporta. Hacer declaraciones que luego no tienen continuidad es un brindis al sol. Debe haber un procedimiento responsable y no puede ser una declaración unilateral. Es un proceso en el tiempo y debe contar con el compromiso de todos. Dicho esto, soy escéptica", expresó Mercè Gambús, profesora de Ciencias Históricas y teoría de las Artes de la Universitat de les Illes Balears.

Mucho más duras fueron las declaraciones de Perico Montaner, responsable del Arxiu Municipal de Palma: "Creo que Palma, en el estado en que se encuentra hoy, no tiene categoría para ser declarada patrimonio de la Humanidad. Me daría vergüenza pedirlo con la ciudad que hoy tenemos que enseñar. Además me pregunto: ¿Cuál es la filosofía de este asunto? ¿Te nombran cuando has demostrado que la ciudad es estupenda o es para pedir dinero? Para mí es un premio a quien cuida y arregla la ciudad y viendo lo que ocurre en Palma puedo hacer un catálogo de edificios que están en estado cataléptico",

En un tono más optimista se muestra el cronista de la ciudad, Bartomeu Bennàssar. "Creo que Palma tiene valores patrimoniales únicos para optar a la candidatura. Hay pocas ciudades que tengan el casco antiguo que tenemos".

Desde la Associació per a la Revitalització del Casc Antic (ARCA) apuntan que sería imprescindible que "se conserve la autenticidad del centro histórico", es decir, mantener edificios y no permitir el derribo de inmuebles como el reciente caso de la plaza Quadrado. A su vez, recuerda a las administraciones su obligación de proteger los edificios públicos".