Los ocho belenes históricos del convento de la Concepción, popularmente conocido como el de las Caputxines, estaban antes repartidos por diversas estancias del monasterio del siglo XVII ubicado en el céntrico barrio de Sant Jaume. Al ser un recinto de clausura, las religiosas eran las únicas que podían admirar las casi 500 piezas que conforman todas las representaciones de la Natividad. Sin embargo, el padre Gabriel Llompart, quien fue un gran estudioso de los belenes de los conventos de clausura de la isla, "guió" a los historiadores Aina Pascual y Jaume Llabrés en su intención de "dar a conocer a los ciudadanos estas escondidas joyas del arte religioso".

"El primer año de apertura al público, en 1996, se formaron unas colas tremendas, porque en Palma nunca se había abierto un convento de clausura y por la calidad de lo mostrado. Fuimos pioneros de una ruta de belenes que ahora muchos palmesanos realizan en estas fechas", explica Llabrés, el comisario junto con Pascual de la exposición que hoy se inicia en la calle Caputxines número 14. Permanecerá hasta el 6 de enero de 11 a 14 y de 17.30 a 20.30 horas -excepto el día de Navidad y Año Nuevo- con un coste de tres euros destinados a las monjas como donativo.

El Belén más importante de los ocho es el llamado monumental, del siglo XVIII y formado por un centenar de piezas. Fue donado por el médico de las religiosas y se trata de una versión isleña de los conocidos belenes de estilo napolitano. "En la ciudad hubo muchos personajes con fortuna y generosos, por lo que gracias a ellos disfrutamos de un valioso patrimonio", resalta la especialista Aina Pascual. El Belén se halla en el interior de una gruta y, además de la tela y el encolado como materiales principales, utiliza elementos tan curiosos como cáscaras de huevo rotas y conchas para recrear la nieve. También llaman la atención los personajes que forman los tres Reyes Magos, fuera del escenario, ya que están desproporcionados.

Las ocho natividades forman "una de las mejores colecciones de Mallorca" y, unidas al Belén gótico de la iglesia de La Sang y el napolitano del Palau March, "se puede decir que son de lo mejor que existe a nivel estatal", según las palabras de Llabrés. Incluso expertos de Patrimonio Nacional se han desplazado a la isla para contemplarlos.

Los especialistas en arte sacro creen que llegaron al convento de la Puríssima Concepció, en 1996, "en el momento oportuno", ya que tuvieron la posibilidad de recoger "el valioso testimonio de Sor Encarnación, de 102 años, una auténtica computadora por su memoria. Es un hecho ahora irrepetible. La tradición oral ha pasado de una generación a otra durante muchos siglos y ahora se está perdiendo", como lamenta el historiador. Además de datos confirmados, suponen por los testimonios que el Belén central -metido en una vitrina- fue el que las monjas capuchinas trajeron a la isla en 1662.

350 aniversario

En la misma visita, los asistentes también podrán contemplar la exposición titulada La Ciudad de las Fundadoras (1662-1737), centrada en el periodo desde que llegó a Palma la orden religiosa capuchina hasta la muerte del ingeniero militar Martín Gil de Gainza Echagüe, benefactor de las monjas y autor de la traza del monasterio, ya que este año se cumple el 350 aniversario de la fundación.

Además de historia sobre los conventos de la época, hay una recreación de un comedor de la aristocracia cedido por la familia Cotoner, una representación de los profetas que antiguamente se mostraba en Semana Santa y diversa documentación y piezas de arte religioso. El objetivo es "hacer pedagogía y que la gente sepa que la ciudad es muy rica en este tipo de patrimonio".