Numerosas personas reclamaron ayer en Palma una "verdadera democracia real" en la que sean todos los ciudadanos los que decidan el destino del país "y no los poderes financieros y las grandes corporaciones empresariales". A una semana de las elecciones del próximo domingo, esta manifestación contó con más de 2.000 personas, según la organización, y era en el marco de una convocatoria global que se llevó a cabo en sesenta ciudades diferentes –algunas de ellas como Londres, París, Dublín o Lisboa– bajo el lema ¡Democracia real ya! ¡No queremos ser mercancia de políticos y banqueros!. Personas de todas las ideologías políticas, y edades, si bien la mayoría jóvenes, iniciaron en Mallorca una marcha en la plaza España de Palma concluyendo en el paseo del Borne.

Marta Serret habló como portavoz de este movimiento iniciado hace dos meses y medio a través de internet. Indicó que la previsión era que participasen entre 2.000 y 3.000 personas, estimaciones que, según dijo, se vieron aumentadas con tantos asistentes a la manifestación.

En el acto no faltaron representantes políticos como el candidato de EU al Parlament, Manel Carmona. Serret señaló que la marcha no se realizaba contra ningún partido en concreto y que podían sumarse todas las personas que lo deseasen. No obstante, admitió que no consideran "bueno" para el sistema democrático que el poder en España siempre se haya repartido entre el PP y el PSOE puesto que "hay muchos más partidos".

En este sentido, Serret consideró que los ciudadanos deben "votar en conciencia". Según subrayaban en su manifiesto, la plataforma está formada por "personas normales y corrientes" con diferentes tendencias políticas y creencias pero que están "indignadas por el panorama político, económico y social que vemos a nuestro alrededor. Por la corrupción de los políticos, empresarios, banqueros... Por la indefensión del ciudadano de a pie".

La plataforma incidió en que esta situación se puede cambiar y, para ello, es necesario "ponerse en movimiento" para conseguir diferentes objetivos como la consecución de los derechos básicos de vivienda, trabajo, cultura, salud o educación para todos los ciudadanos, o a una "necesaria revolución ética" que no sitúe al dinero por encima del propio ser humano. Según los organizadores, la convocatoria, "desprovista de signo político o sindical alguno", fue promovida por desempleados, desahuciados, autónomos, trabajadores, amas de casa, estudiantes y jubilados, unidos "contra el abuso que la clase política ha consentido", exigiendo cambios en la Ley Electoral para una auténtica participación ciudadana.