Los usuarios de la bicicleta pública agotan las cinco mil inscripciones previstas en el estreno del servicio, al tiempo que los conductores de la EMT agotan la paciencia del ciudadano con un calendario de paros parciales y huelgas que amenazan con paralizar la ciudad. La bicicleta es una iniciativa de futuro, una alternativa más para el transporte público urbano, una apuesta por un tipo de movilidad implantado con éxito en otras ciudades españolas y europeas, una novedad cuyo anuncio fue tan criticado en su día como favorablemente recibido ayer. Los paros y huelgas de los trabajadores de la EMT, en cambio, representan un chantaje a Cort y a los miles de usuarios del servicio que no tienen otra alternativa para desplazarse, una afrenta irresponsable en tiempos de crisis, congelación salarial en las instituciones públicas impuesta por ley y precampaña electoral. El jueves, si nadie lo impide, miles de personas no podrán desplazarse a su trabajo como hacen cada día. La ciudad no puede permitirse ese lujo.