El parque de Son Dameto estaba ayer abarrotado. Durante toda la mañana, numerosos asistentes al rastrillo solidario se pasearon y compraron en los diversos puestos colocados en las explanadas de la zona verde. Había casi de todo, distribuido en alargadas mesas que poco a poco se fueron vaciando. Mientras la gente curioseaba entre libros, ropa, objetos de decoración, juguetes y variados artículos de segunda mano muy baratos, una colla de xeremiers animaba con su música el ambiente. Una enorme paella puso el broche a la XVII edición del rastrillo solidario.