Javier Rodrigo de Santos declinó ayer hacer declaraciones sobre su situación procesal y el presunto delito de malversación de caudales públicos. Cuando un redactor de este periódico se puso en contacto con él a primera hora de la mañana intentó primero negar su identidad, alegando que el redactor se había equivocado de número para, posteriormente, reconocerla, agradecer la llamada, y acto seguido, despedirse, por estar "muy ocupado".