El ayuntamiento de Palma tiene un grave problema en ciernes ya que, ¿qué va a hacer con los coches que retire la grúa municipal cuando reciba la notificación judicial que le obliga a cerrar Son Toells? ¿Diseminará los vehículos infractores por las calles sin vigilancia de los diferentes polígonos de Ciutat? ¿Cobrará las multas por la infracción y por el servicio de grúa o se limitará a considerarlos como vehículos desplazados? ¿Cómo afrontará las reclamaciones por los posibles daños originados en unos coches abandonados a su suerte en la calle?

Todos estos y más interrogantes se abren ahora por una sola causa: la desidia municipal. Una denuncia interpuesta hace cuatro años por un particular se materializa ahora por esta dejadez. Y el arreglo no parece cercano, si Cort cumple con los plazos y trámites legales que impone a sus administrados. Al parecer, cuenta con la licencia de instalación con el informe favorable del Consell. Pero todavía le faltarían los interminables papeleos para conseguir la de apertura y funcionamiento. Un poco de su propia medicina.