Se han puesto el listón muy alto, pero su intención es recuperar el jardín de Natzaret y dejarlo tal como era en el siglo XIX, ya que se trata de uno los pocos jardines de estilo romántico que todavía quedan. No estará el cardenal Despuig para comprobar si es igual que el que disfrutó cuando la zona verde enfrente del paseo Marítimo, junto a la dársena de Can Barberà, lindaba con el mar. Sin embargo, sí se plantará el mismo tipo de vegetación, como los pinos de corta alzada típicos del mediterráneo o los palmitos, entre otras especies. Cuenta el archiduque Luis Salvador en su libro La ciudad de Palma que había gran variedad de plantas de adorno y flores, ringleras de cipreses, admirables muretes de hiedra e incluso pimenteros.

Una decena de alumnos de la escuela de jardinería se encargará de todo, siempre bajo la supervisión de sus profesores. Ya han iniciado la plantación en un extremo del terreno, "para después trasplantarlo a su lugar idóneo", según explicó el director de la Fundació Natzaret, Guillem Cladera. Ahora no pueden porque otros alumnos, los de la escuela de margers del Consell, deben restaurar los muros de piedra.

El primer paso, en el que se encuentran ahora, es la "limpieza básica de la zona", detalló Cladera. Dentro de dos años, los futuros margers y jardineros -entre los que hay tres estudiantes de la Fundació Natzaret- podrán poner en su curriculum que rehabilitaron este espacio de estilo romántico de la antigua possessió de El Terreno.

El valor de este jardín, no sólo por sus aspectos paisajísticos, hizo que el Consell lo declarase Bien de Interés Cultural (BIC) y, de este modo, parte de sus 2.287 metros cuadrados se salvasen de la construcción de un edificio en la zona cercana al mar.

La Fundació Natzaret tiene prevista la edificación de una finca de pisos junto al centro de acogida de menores, en la parte cercana a la calle Joan Miró. Sin embargo, el proyecto todavía se encuentra en fase de estudio por parte de una comisión técnica de arquitectos, según indicó el director.

En el Molinar también se encuentran en obras para dotar la barriada de una zona verde, el tan reivindicado parque de Son Tarrés, junto al colegio público. Tal como informó la asociación de vecinos del Born del Molinar, ayer empezó la construcción de este espacio de 3.000 metros cuadrados, que contará con juegos infantiles, un área deportiva, un pipican y una zona de picnic.

Donde se quejan de falta de espacios verdes bien acondicionados es en el barrio de Son Gotleu, ya que tienen que cruzar la vía de cintura para poder ir a un parque.