‘Regulus’

Hay dos. Regulus ignicapilla. Reietó cellablanc o Reyezuelo listado y el Regulus regulus que es el reyezuelo sencillo. Son los pájaros más pequeños de Europa. Reietó, reiet, bruel, reyezuelo, reiet safraner, princep, cellablanc. Ambos dan forma a una leyenda o cuento popular. Este animalito subió a las espaldas del águila que quería ser el ave que más se aproximase al sol. En el último momento pensando llegar a su objetivo vio como el reyezuelo se levantó por encima de su cabeza. Así este diminuto ser consiguió ser el que voló más alto pero quemó su sombrero de plumas acercándose demasiado a las llamas solares.

Muy alto vuelan en verdad en sus desplazamientos. Se les puede imaginar con nueve centímetros a merced de los vientos más violentos. Sin exagerar, sus migraciones deben ser casi mágicas en ejecución, pesa seis gramos. En invierno llegan individuos del centro y norte de Europa. Puede juntarse durante el frío con los carboneros. En estas latitudes y con porcentajes de analfabestias tan alto este animal toca muy pocas veces el suelo. Si añadimos la maldita idiotez humana en la promoción felina hagan cuentas. Es una avecilla que no van a ver nunca a tierra.

En la Serra de Tramuntana en las cimas con arboledas se la puede ver fácilmente moviéndose por las copas de los árboles más frondosos en busca de pequeños insectos. Tocará tierra muy ocasionalmente solo forzado por las circunstancias. Sin contar los nuevos visitantes es una especie también sedentaria en pinares y bosques de encinas. Cada año aparecen nuevos ejemplares nórdicos en lo que supondrá una renovación de sangre garantizada. Son muy activos y revolotean constantemente entre árboles y arbustos altos buscando insectos. Tanto el listado como el sencillo cuentan con dimorfismo dentro del píleo, en el macho se muestra la coloración naranja mientras que en la hembra se muestra en amarillo. El listado (ignicapilla) tiene una lista superciliar en blanco y negro. Es bien redondito con la cola corta y la cabeza relativamente grande pero que no sobresale. Cuando se excita encrespa la corona erizando las plumas de la cabeza mostrando los pileales. Se le ha visto desde el nivel del mar hasta los dos mil metros. Cría en Europa Occidental y Magreb. Con el frío llegan individuos transpirenaicos, se reproduce en Catalunya, Andorra y Balears. Se le verá ágilmente en su actividad frenética que precede al nido saltar de árbol en árbol en los bosques de coníferas a miles de metros de altura en los Pirineos y en la Serra de Tramuntana. Inconfundible por su aspecto, muy movedizo y con el margen exterior de las rémiges secundarias de color amarillo y blanco en el centro.

Se le oirá intercalado en medio de esas oraciones que al despertar en los bosques de la sierra mallorquina, con las primeras luces del alba, esos diminutos monjes de pluma recitando, el listado, su «tsi-tsi-tsi» antes de poder verlo y un acelerado «si-si-si-sisisisirrr» agudo y muy rápido lo identificará fácilmente. El reyezuelo sencillo, por su parte, repite un agudo «sis-rí» «sis-rí» rápido y fluctuante que destaca por el sonido salido de su microscópica garganta.

Su época de cría, en el caso del Regulus regulus, comienza a finales de abril, con dos nidadas. Bosques de coníferas. Tejos, pinos, encinas. El nido suspendido en una horquilla debajo del follaje está muy cerca del final de las ramas. Son características comunes. El que sí se reproduce frecuentemente en Mallorca es el Reietó de Cella blanca, el listado (ignicapilla) y cuenta con una subespecie: el Regulus Ignicapillus balearicus que como su primo suspenderá una bolsita de musgo en un extremo. Con el verdet, telarañas y plumas construye su pesebre. En esa minúscula estructura pondrá unos siete diminutos huevos. Algunas veces de diez a trece. La hembra incuba de 14 a 17 días y abren los ojos siete u ochos días más tarde. Después de 16 a 21 días se emanciparán. El reyezuelo sencillo es bastante frecuente en los inviernos de Mallorca y Menorca y más esporádico en el resto de islas. Tanto los listados, que son presentes todo el año, como los sencillos, que son de paso, son criaturas delicadas y con muy alto riesgo de ser perjudicadas por comportamientos humanos inadecuados, ruidos innecesarios o animales de compañía indeseados en según que paisajes nuestros que conservan ese frágil equilibrio que sus ancestros ya vivieron en circunstancias bien diferentes. Son una seria amenaza las masivas incursiones de personas que no saben que el suelo que pisan no les pertenece. De la tierra circunstancialmente, y por un tiempo determinado, formamos parte. Nada más.