Selección y persecución

Bernat Jofre i Bonet

Bernat Jofre i Bonet

Ante la negativa de casi todas las campeonas mundiales de fútbol a seguir vistiendo la zamarra nacional, se han vertido opiniones de todos los gustos. Algunas, vertidas por mujeres periodistas. Otras, por hombres, generalmente opinadores profesionales. Habituales de tertulias y tribunas de diarios, semanales o magazines. En papel o en formato digital. Pero muy pocas por deportistas en activo. Aún menos por profesionales del Derecho. Y, la verdad, es una lástima: gracias a las jugadoras de fútbol nos enteramos de que un deportista español debe acudir a la llamada de su seleccionador nacional. Sea su disciplina el balompié , la natación o el cuatro en raya. Es obligatorio. A pesar de que el interesado o interesada haya manifestado por activa y por pasiva que no piensa acudir a la cita. Así pues, la libertad de elección personal - recogida en nuestra Constitución y en la Carta de los Derechos Humanos de la ONU - podría quedar así conculcada. Pero según la actual Ley del Deporte, la no asistencia a una convocatoria se puede penalizar hasta con cinco años de pérdida de ficha federativa. Más una cantidad en metálico. Pírrica victoria: las afectadas podrían ir a jugar a otro país. A Alexia , Salma y compañía no les deben faltar ofertas ahora mismo. De hecho, alguna de ellas ya se ha ido a la Premier y a la Bundesliga. Caballero don Dinero. Incluso nacionalizarse y tener otro pasaporte. El súmmun del despropósito se podría dar el próximo Mundial. Cuando la situación creada por la RFEF podría desembocar en la eliminación del campeón mundial a las primeras de cambio. Por no tener una selección lo suficientemente competitiva.

En otros países occidentales no se da tal cuestionamiento a la libertad individual del individuo. Pero en España somos diferentes. Nos gusta lucir a nuestras profesionales del esférico porque ganan títulos. Bien con sus clubes, bien con el combinado nacional. Pero nos disgusta oír su voz crítica para con sus condiciones laborales. Resultado: la imposición parece seguir teniendo patente de corso. Gobierne quien gobierne. Diga lo que diga. Prometa la regeneración que prometa. La verdad, se corre más el peligro de hacer el ridículo por cómo tratamos a las campeonas que por tocarnos los testículos en el palco real. Edificante.

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