Entrebancs

El 23J, aproximaciones sociopolíticas

Antonio Tarabini

Antonio Tarabini

El punto de referencia inicial son las Elecciones Autonómicas y Municipales (28 mayo) donde PP/Vox obtuvo una victoria clara y contundente que afectó sin duda a nuestra realidad sociopolítica, a los estados de ánimo y al voto (activo y/o pasivo) de una parte de la progresía, de los votantes y simpatizantes de la izquierda. Pero las recién celebradas Elecciones Generales, sin negar una presencia de la derecha, han significado una reapertura a realidades sociopolíticas plurales.

Primera aproximación. Los auténticos protagonistas de todos los procesos electorales son los ciudadanos y ciudadanas. Lo significativo de las recién celebradas Elecciones Generales es que, que a pesar de la insoportable temperatura ambiental y de celebrarse en época vacacional, un 70,38% del censo electoral (más de 24 millones) acudió a las urnas con un voto plural y diverso. Cuando se conoció el elevado número de electores que tramitaban el voto por correo, el candidato del PP, Alberto Núñez Feijóo, llegó a insinuar que los responsables de Correos estaban intentando dificultarlo para reducir artificialmente la participación. Los asesores de Feijóo parece que le aconsejaron el silencio.

Segunda aproximación. Tal mayor participación reactivó el voto de las clases medias, colectivo siempre deseado por todos y cada uno de los partidos políticos. Les ocupan y preocupan inputs relacionados con los salarios, la formación personal y profesional, el acceso a la vivienda, el nivel de seguridad, las perspectivas de futuro, la sostenibilidad, la inclusión, la tolerancia y el respeto a la diversidad, así como el acceso en igualdad de oportunidades a los servicios públicos básicos. A modo de ejemplo incluyo una relación que, en principio, no son del agrado del PP: el vigente Estado de las Autonomías, la Reforma Laboral, La Reforma educativa, La Reforma Fiscal, la Ley Vivienda…

Tercera aproximación. ¿Por qué fracasaron la inmensa mayoría de encuestas realizadas en plena campaña electoral, que casi ofrecían mayoría absoluta a PP en solitario o con Vox? Porque no percibieron que Vox despertó el miedo, propiciando la movilización de una parte importante del electorado de izquierda; que finalizó el traspaso de votos de centro izquierda al PP; la victoria de los socialistas en el País Vasco y Cataluña; que los populares esperaban más en Andalucía, Cataluña y Madrid.

Cuarta aproximación. El PP, a pesar de haber sido el partido más votado tiene escasísimas posibilidades de forma gobierno. La causa es simple, nuestro sistema político, al igual que el vigente en nuestro entorno geopolítico, se fundamenta en la Democracia Parlamentaria donde radica la Soberanía Popular. La posibilidad de constituir un gobierno requiere obtener mayoría absoluta (176 diputados) en primera votación o mayoría simple (más votos a favor que en contra) en una hipotética segunda votación, en el Congreso que se constituirá el próximo 17 de agosto. La reacción de los Populares, concretamente de su líder Feijóo, resulta como mínimo «extraña». Exige el ejercicio exclusivo del PP de formalizar su alternativa gubernamental por ser el partido más votado, y la colaboración de los «sanchistas» de Sánchez, para facilitar un gobierno presidido por el propio Feijóo, «el único que puede garantizar estabilidad y gobernabilidad». Como es lógico (?) niega cualquier posibilidad de que la izquierda, liderada por los socialistas, alcance una mayoría del Congreso. Alternativa que no pocos analistas consideran posible, aunque difícil.

Quinta aproximación. Vienen tiempos inciertos. No se trata del apocalipsis que nunca terminó de llegar, que preconizaba las derechas para tratar de desgastar al Gobierno de coalición. Es necesario reconstruir un Ejecutivo que tenga una visión social de la economía; que no replique con soluciones neoliberales para hacer frente a las reglas fiscales en la Unión Europea, a lo que hay que sumar el «techo» del turismo, la delicada recuperación de China o posibles turbulencias financieras.

Y para concluir. El futuro no está escrito, pero está abierto a un clímax sociopolítico más participativo y plural.

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