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Rodríguez y Prohens intercambian propuestas mientras Sandra Fernández habla.DM

Marga Prohens ya tiene su Hat Bar

Si no hubiera ocurrido, sería impensable que sucediera. El PP sumiso de Marga Prohens se pone a las órdenes de José María Rodríguez, que cumple condena en firme por la manipulación corrupta de elecciones, para agasajarle y cumplimentar sus instrucciones de cara a las municipales del 28M. Un encuentro fortuito sería arriesgado, un café en público sería desaconsejable, una extensa conversación privada pecaría de prohibitiva. Así que los populares montan un ágape con medio centenar de asistentes, en honor de un dinosaurio que contagia a todos los presentes. Ni siquiera son capaces de preservar un mínimo secreto, la difusión del imperdonable aquelarre muestra al partido más desunido del arco parlamentario, embarcado en el exhibicionismo de la corrupción.

Prohens ya tiene su Hat Bar. Después de haberse estrenado en la portada de este diario frente al local que desacredita la política de Francina Armengol durante la covid, multiplica el disparate por cien en un restaurante de Sencelles. Puede presumir de que también en sus errores no forzados demuestra su amor por la Mallorca profunda. Aquí surge el espabilado que justifica el acto porque Rodríguez gana elecciones. Efectivamente, en los años ochenta. Matas confesó la corrupción en las autonómicas de 2003 y 2007 al ser condenado junto a su lugarteniente, por pagar las campañas respectivas con fondos públicos. Con un pequeño detalle, la segunda cita se saldó con una estrepitosa derrota, así en Balears como en Palma.

Hay un punto, y es relevante, en que el conciliábulo de Sencelles no empeora al Hat Bar. El PP balear nunca agradecerá lo suficiente a Borja Sémper que saliera en su auxilio, al desacreditar el contubernio de Sencelles. Y la autoenmienda de Prohens ha sido más clara, aunque impuesta desde Génova, que la soberbia de un Govern que no ha cometido ni un solo error en ocho años. Rodríguez es la forma más rápida de perder unas elecciones. Produce cierto temblor pensar que alguien incapaz de captar esa evidencia pretenda gobernar Balears entera, aunque hoy lo tiene algo más difícil.

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