Tribuna

La cultura, un motor de cambio para Palma

Jaime Martínez Llabrés

Jaime Martínez Llabrés

En noviembre del pasado año tuve ocasión de presentar la Estrategia Palma 2035, un proyecto transformador de nuestra ciudad basado en dos pilares fundamentales: la cultura y el deporte. Son dos ejes dinamizadores que no admiten un planteamiento cortoplacista porque precisan de actuaciones de calado que afectan a la fisonomía de Palma y a algunas de sus principales infraestructuras. Permítanme centrarme hoy en el primero, la cultura, para explicar parte de los planes que pretendemos ejecutar si el próximo 28 de mayo los palmesanos deciden en las urnas que sea su próximo alcalde.

Desde su creación en el año 2012, la Fundación Turismo Palma 365 ha contribuido a la promoción exterior y al fortalecimiento de la marca Palma. El objetivo ahora es convertir la cultura en un atributo esencial de esa marca a nivel internacional. Para conseguirlo, algunas ciudades han tenido que «construir un relato». La cuestión es que Palma no lo necesita porque hace siglos y décadas que esa historia está escrita por personajes de talla universal como Ramon Llull o Joan Miró.

La reforma integral de la plaza Mayor, una actuación imprescindible y urgente para acabar con el estado vergonzoso de sus galerías comerciales, se aprovechará para la creación de un Centro de Interpretación de la ciudad de Palma que permita conocer nuestros orígenes, historia, personajes ilustres, la evolución de sus barrios y su población y nuestra relación con el mar. Y qué mejor nombre para este espacio que el de uno de los filósofos más influyentes en la historia del pensamiento occidental y nacido en dicho barrio: el palmesano Ramon Llull.

La obra de Joan Miró, su vinculación familiar con Mallorca y su capacidad para atraer a otros artistas situaron a Palma durante el siglo XX en el mapa mundial del arte. Con estos antecedentes, no deja de sorprender que a estas alturas Palma no se haya convertido en un referente mundial en arte moderno, mediante la implantación de más espacios expositivos de primer nivel. Este proyecto vendría a complementar la actual oferta que encabezan la Fundació Miró y el Museo Es Baluard, y que se deben internacionalizar aún mas, para convertir Palma en la capital cultural del Mediterráneo del arte moderno y contemporáneo.

Pero, ¿dónde situar una infraestructura tan determinante en el urbanismo y la imagen de la ciudad? Nuestra propuesta es ubicarla en el edificio de GESA, ese gran exponente de arquitectura racionalista que ocupa el solar probablemente más valioso de la ciudad, y que además ejerce de portal de entrada para la mayoría de nuestros visitantes.

Estamos hablando de algo más que un museo. Por sus características, la construcción de Josep Ferragut reúne las condiciones perfectas para desarrollar la idea urbanística de «tercer lugar». Si el doméstico y el laboral constituyen los dos primeros ámbitos, desde lo público hemos de facilitar la creación de nuevos espacios de encuentro social que conecten personas de origen heterogéneo a través de un plan de usos y actividades que complete la función museística. Esta es la manera de trabajar por la convivencia cívica más allá de discursos ideológicos o prohibiciones.

Es evidente que una visión estratégica y una gestión municipal eficaz de estos proyectos a largo plazo tendrán un efecto catalizador en una industria cultural que tanto valor añadido es capaz de aportar. Valor en términos económicos, por supuesto, pero también de conocimiento, tolerancia y cohesión social.

Pero hay más. Palma es probablemente la única gran ciudad de nuestro país que no dispone de un recinto ferial capaz de acoger grandes ferias o eventos internacionales. Esa infraestructura de nueva creación -y cuya ubicación haremos pública en las próximas semanas- albergará la Feria Internacional de Arte Contemporáneo, que complementará otros eventos que ya vienen celebrándose con éxito, como la Nit de l’Art.

Mi proyecto también apoyará a la industria cinematográfica. El Séptimo Arte también tendrá cabida en nuestra estrategia cultural para Palma gracias a la creación de la Filmoteca municipal en S’Excorxador, aprovechando la titularidad pública de ese espacio y mejorando los actuales equipamientos de CineCiutat.

Es enorme el valor del patrimonio público inmobiliario ubicado en Palma, propiedad tanto del ayuntamiento como de otras administraciones. Es necesario realizar una auditoría de espacios y servicios para identificar las necesidades, racionalizar los costes y mejorar la eficiencia de sus usos. Hablamos de espacios municipales como el Casal Solleric, el Casal Balaguer, el antiguo local del IMI, el Centro de acceso del Castillo de Bellver, o Es Rentadors de Es Jonquet, pero también de otros bienes públicos como el Hostal Terminus, el Instituto Oceanográfico o La Misericordia.

Tenemos una estrategia e ideas para desarrollar, disponemos de espacios para ejecutarlas y de talento profesional para llevarlas a cabo. Para dotar de coherencia a todos estos proyectos vamos a crear una dirección única de espacios culturales (teatros, museos, espacios al aire libre…) que impulse una programación coordinada entre todas las administraciones.

Los últimos ocho años de ineptitud y desidia en la gestión de la ciudad no deben llevarnos al desánimo. Por su localización geográfica, su riqueza patrimonial, sus personalidades históricas y su actual talento, Palma dispone de todos los mimbres para construir un proyecto que la sitúe como referente internacional de las artes y la cultura. Está en nuestras manos lograrlo.