Mundial de Qatar

Análisis del España-Marruecos: Luis Enrique aterroriza a sus jugadores

Disponer de cinco disparos en la tanda de penaltis y no marcar ninguno supone un nuevo record de esterilidad goleadora

Matías Vallés

No hay piedad para los perdedores. En lugar de progresar conforme avanzaba la competición, que es el signo de los campeones, España ha logrado empeorar en cada uno de sus desafíos en el Mundial. La selección ha disputado cuatro partidos y solo ha ganado uno, ante la inexistente Costa Rica.

Disponer de cinco disparos en la tanda de penaltis y no marcar ninguno supone un nuevo record de esterilidad goleadora. El jogo bonito de España olvida que hay una portería al otro lado. Marruecos ni siquiera es un rival a la altura de una potencia media europea en una eliminatoria, pero hasta sus jugadores asumen con profesionalidad las penas máximas. Bastaba con examinar los semblantes contraídos de Sarabia, estrenado para la ocasión, y Carlos Soler para comprender que iban a fallar inexorablemente. No se encaminaban a engrosar el pelotón de ejecución, marchaban camino del patíbulo.

Resumen, goles y highlights del Marruecos 0* - 0 España de octavos de final del Mundial de Qatar

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España se hunde por méritos propios y, al tratarse de una selección de autor, Luis Enrique debe pagar las facturas. Mientras culminaba la inoperancia del conjunto español, en un partido que hubiera sido insoportable sin una inyección de patriotismo, se advertían los boquetes en un técnico que progresivamente iba dedicando mayor atención a los periodistas que a los jugadores.

Luis Enrique pasará a la historia de los seleccionadores fracasados por haber conseguido que su streaming populachero haya resultado más atractivo que el juego, y sobre todo que los resultados, de su equipo. Los españoles saltan al campo como si fueran hijos del asturiano, que los ha dejado huérfanos por la atención obsesiva y prepotente a su impacto personal en la audiencia.

Sin el espejismo de Costa Rica, podría hablarse en propiedad de la peor selección de todos los tiempos. Un campeón mundial en este mismo siglo, aunque sea tres torneos atrás, no puede presentar la imagen de inferioridad ayer exhibida. Ha nacido un comunicador, pero ha muerto un seleccionador.

"Buenas noches amigos, buenas noches enemigos" era el saludo de Luis Enrique en su streaming. Un canto sin duda a la unidad de quienes pagan su sueldo detrás de los colores de la selección. Y por supuesto que, ante la pantalla, elegía la pregunta a su psicólogo sobre si los periodistas necesitaban a un profesional de la psicología. Y apostillaba que «no solo uno, algunos necesitan más».

Luis Enrique tenía todo el derecho del mundo a ser antipático, si ganaba. La estrepitosa derrota ante Marruecos no solo le deja en evidencia, lo despoja de su soberbia inigualable. A efectos de la afición, su próximo streaming lo hará desnudo, se ha degradado a la categoría de youtubers, influencers y demás parásitos.

En cuanto al partido en sí, España volvió a ser un equipo asfixiante pero que agranda a los rivales. Todos los jugadores fallan en el instante decisivo, se ven asaltados por las dudas y evitan la responsabilidad del disparo. No hace falta demostrar esta tesis cuando se fallan tres penaltis consecutivos. Por tanto, el influjo que Luis Enrique ejerce sobre sus hombres es pernicioso. Los aterroriza.

Marruecos - España | La tanda de penaltis

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El seleccionador volverá a casa presumiendo de que ha humillado durante un par de semanas a la prensa española. Esta victoria tiene más importancia para él que la parálisis que provoca en millonarios adultos, que deberían estar preparados cuando menos para marcar algún penalti.