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Siempre te perseguirán tus antecedentes policiales

El contenido de las siguientes líneas es real. Los nombres utilizados son, en este caso, ficticios.

Siempre te perseguirán tus antecedentes policiales

Miércoles, 10 de junio. Laura Asensi sale de su domicilio a las 11 horas cuando pasados quince minutos es interceptada por un joven que la agrede sexualmente. La joven decide llamar rápidamente a la policía para contar lo sucedido. Después de relatar el aspecto físico del acosador y tras un rápido rastreo por el perímetro, la policía detiene a un hombre, Eduardo Jardiel, quien de inmediato es trasladado a dependencias policiales donde se le abre una ficha policial. En ella figurarán su nombre y apellidos, así como una toma de sus huellas digitales y fotos. Obtenidos los datos, Eduardo es enviado al calabozo donde permanece hasta que, una vez redactado el atestado policial, pasa a disposición judicial. Se determina prisión provisional para él.

Pasan los días y tras un reconocimiento fotográfico, Eduardo no resulta ser el joven que Laura había denunciado. Así que vuelve a pasar a manos del juez, quedando en libertad. Judicialmente, Eduardo queda absuelto del delito por el que había sido imputado. Sin embargo, y ahí el quid de la cuestión, desde un punto de vista policial a Eduardo siempre le va a perseguir ese historial en el que se indica que algún día fue detenido por un abuso sexual, aunque finalmente resultase inocente.

Corre el tiempo, pasan diez años de lo acontecido. Eduardo es identificado en un control rutinario de seguridad ciudadana. Al agente identificador le salta que hace diez años este individuo fue detenido por un presunto delito de abuso sexual. Pero el agente no sabe, nunca lo sabrá, que el joven resultó ser inocente y, por tanto, absuelto. Y, ¿por qué no lo sabrá? Sencillo: El juzgado no envía ningún documento a la policía informando de que el susodicho ha quedado absuelto de esos cargos y que, como procede, borren sus antecedentes. Las bases de datos de juzgados y Policía Nacional no se cruzan. No se envía la información de que Eduardo, así como otros muchos casos habrá, ha quedado en libertad. La actualización de datos es nula. Dicho lo cual, ese estigma policial le perseguirá a Eduardo, y a tantos otros, de por vida. Incluso, tú, lector, potencial Eduardo, el policía que te hace el DNI verá que fuiste detenido por un abuso, cualesquiera que sean las posteriores conclusiones. Constará la mancha de que eres/fuiste un abusador sexual, cuando en realidad todo fue un error y tú no tenías nada que ver con los hechos por los que dormiste en el calabozo.

Con todo, mientras no se soluciona este zafarrancho de datos entre administración de justicia y fuerzas y cuerpos de seguridad, gente inocente tiene que ver cómo le señalan con el dedo cada vez que un agente le identifica.

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