La educación en los últimos tres siglos nos ha enseñado a leer a escribir y aritmética. ¡Gracias! ¡Pero no sabemos quiénes somos! Aquí está la respuesta a todas las crisis actuales. Es un problema que deberíamos resolver en esta vida. Quizás os preguntareis, ¿por dónde empiezo? ¿Dónde encontrar la apertura al sentido de la vida? Familias, no limitéis a vuestras hijas a lo que tu sabes, a los profesores , a las escuelas, a las universidades? Ellas han nacido en otro tiempo. Ya saben. Llevan a "la gran maestra" en su interior. ¡Solo necesitan conectar!

No puedes transmitir sabiduría y conocimientos a otro ser. La semilla ya está allí. Una buena madre, un buen profesor toca la semilla permitiendo que esta despierte, germine y crezca. La educación debe recuperar su sentido original: el autodescubrimiento. La esencia de la educación verdadera no está en los libros ni en los profesores ni en las escuelas, aulas o universidades.

Tampoco en el reino del pensamiento. Está dentro de uno mismo, en nuestro interior. La verdadera educación empieza con la relación con uno mismo: ¿quién soy yo? Conocerte a ti mismo significa saber quien eres más allá del yo superficial más allá de tu nombre, de tu forma física o de tu historia personal.

Consiste en sacar de tu interior lo mejor de ti mismo. El proceso de aprendizaje es un proceso de autoconocimiento, de autorrealización. Empieza cuando naces y se desarrolla de adentro hacia afuera y con suerte te acompañan familia, amigos, profesores y libros. Pero sobre todo las experiencias en la vida diaria. El aprendizaje ha de ser de todas las especies y personas de las que podamos aprender. La vida a cada instante te va educando. La educación es la vida en si misma. La escuela es la vida.

El factor más esencial que está apareciendo en el nuevo mundo y en la nueva educación es el despertar de la conciencia. La conexión de tu alma con la inteligencia creativa del universo. Vivir en la conciencia es terminar con la esclavitud de la enfermedad, el sufrimiento y el miedo. Pongamos la inteligencia al servicio del amor. Y ayudemos al ser humano a descubrir en su interior la presencia del espíritu universal. Creo profundamente que el conocerte a ti mismo, saber quién eres, es la mayor aportación que cada uno puede hacer a toda la humanidad.