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Ramón Aguiló

Escrito sin red

Ramón Aguiló

Cinismo, demagogia, populismo

Estos son los tres jinetes del apocalipsis que amenazan a la democracia española. Nada menos que la cúpula del gobierno es la que cabalga sobre el cinismo, desmintiendo, además, que con las mujeres al frente de las instituciones iba a cambiar la política. El nuevo adanismo feminista choca con la única realidad que enseña la historia: la lucha por el poder y por su mantenimiento es incompatible con la verdad, desconoce diferencias de género. El ejemplo más reciente son las falsedades de la vicepresidenta Carmen Calvo. Ha conseguido movilizar a la diplomacia vaticana para desmentir, en un comunicado oficial insólito, su afirmación, tras la entrevista con el secretario de Estado Pietro Parolin, de que la Santa Sede compartía con el gobierno la decisión de que la momia de Franco no fuera inhumada en La Almudena. La otra ha sido desmentir públicamente que el doctor Sánchez hubiera cambiado su calificación de los sucesos de Cataluña en mayo "creo que clarísimamente ha habido un delito de rebelión" por lo declarado en el Congreso la pasada semana, insinuando, para congraciarse con los nacionalistas, su acuerdo con una propuesta de Trillo en 1994 para modificar el Código Penal argumentando que la rebelión era inherente a militares o a civiles armados dirigidos por aquéllos. Bien, el código penal no se ha modificado en este punto, y a lo que se tienen que acomodar los jueces del Supremo es a la legalidad vigente. Han forzado a la Abogacía de Estado a presentar los hechos como sedición. Se ampara Calvo en que Sánchez no era entonces presidente del gobierno. En efecto, si uno se ampara en la literalidad de las palabras, al no ser presidente Sánchez en mayo no podía contradecirse como tal; Sánchez candidato no es Sánchez presidente. Uno no sabe cómo reaccionar ante tanto cinismo. Es una burla y un desprecio a la inteligencia de cualquier ciudadano, sólo entendible desde la arrogancia del ejercicio indigno del poder sin ningún escrúpulo. No es sólo que Sánchez sea un insensato sin escrúpulos, como acertadamente editorializaba El País hace unos meses, extiende esa calificación al gobierno en su conjunto y al PSOE. El remate de la indignidad lo ha protagonizado el senador socialista Ander Gil sobre los acontecimientos del fin de semana de Alsasua: "fueron a agitar el odio a Alsasua los que nunca tuvieron que mirar bajo su coche". Es necesario estar hundido en una ciénaga moral para proferir esta canallada refiriéndose a asistentes como Ortega Lara o a Savater, quien contestó la acusación de "crispadores" comparándola con la de los que justifican a los violadores acusando a las chicas con falda corta de ir provocando.

La petición de penas de la fiscalía para los políticos independentistas ha generado un aluvión de artículos de los simpatizantes del movimiento independentista que abochornan por su demagogia, su puerilidad y su delirio. No sólo esos atributos son de los políticos. Es necesario admitir que están generalizados entre mucha gente, lo que indica una patología gravísima que mucho me temo que va a tardar mucho tiempo en poder remediarse. Se habla de venganza y no de justicia. La diferencia estriba en que la venganza es el castigo infligido sin adecuarse a un procedimiento legal. Justicia es castigo adecuado al procedimiento establecido. Para que luego se diga que las ideas y las palabras son inocuas. Para muestra reproduzco un párrafo de un artículo en La Vanguardia de uno de sus articulistas más notables, un tercerista (de la misma forma que se argumentaba que todos los bisexuales son homosexuales, se puede decir que todos los terceristas son independentistas) acreditado, como Antoni Puigverd: "Se piden más años de cárcel para los políticos independentistas de los que se piden para un asesino? La mala sangre me domina, los sentimientos me corroen y descubro en mí las serpiente de la medusa que convertía en piedra a todos los que la miraban. Hoy vomitaría cólera como lava un volcán". 1) Se piden penas de acuerdo con el código penal vigente. Otras penas exigen otro CP. 2) Demagogia burda es comparar un asesinato con una rebelión contra el sistema democrático. Un asesinato contra un individuo es terrible. Una rebelión contra la democracia es un delito terrible contra toda la sociedad que puede conllevar un enorme sufrimiento colectivo. 3) Ése no es un artículo que aporte razones, es un disparate sentimental impropio de un articulista responsable. Ya lo avisó antes del 155 Rajoy al govern catalán: "Están a tiempo de evitar males mayores".

El Supremo se ha desacreditado con sus sentencias contradictorias sobre el impuesto de actos jurídicos y documentados. Soy pensionista y partidario de que, si adecuar las pensiones al IPC implica que las generaciones que financian la mía perciban en su día unas pensiones ridículas, se renuncie a una demanda lógica en una situación de normalidad demográfica y laboral. Igualmente, pagado en 1998 el IAJD de la hipoteca de mi casa, entiendo la resolución final del TS. Los bancos repercutirían los costes de la devolución a las comisiones y tipos de las nuevas hipotecas que las parejas jóvenes vayan a solicitar a partir de ahora. No es posible hacer un análisis correcto teniendo en cuenta sólo el ámbito impositivo; hay que considerar todo el ámbito financiero con todos sus costes. El gobierno ha hecho bien anunciando que va a cambiar por ley el impuesto para que sea pagado por los bancos pero, por mucho que se cambie la ley, y el sujeto pasivo sea el banco, éste no tiene más opción que repercutir el coste del impuesto. Subirán las hipotecas.

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