Da rabia lo fácil que resulta que los políticos se unan contra ETA cuando mata, lo sinceras que suenan en boca de todos ellos las palabras de condena a la banda y las reclamaciones de firmeza y unidad para derrotarla, la naturalidad con que todos sacrifican lo anecdótico a lo fundamental y aparcan diferencias que hasta entonces parecían irreconciliables, para encontrar un lema unitario que escribir en la pancarta unitaria de la manifestación unitaria de rechazo a la banda, solidaridad con las víctimas y defensa de la democracia, a la que juntos convocan a los ciudadanos cada vez que ETA mata. Ni un minuto antes, solo cuando hay un muerto, esto es lo que da rabia. Solo cuando ETA mata.

Da rabia porque, nada reúne mayor consenso social en nuestro país que la necesidad de la unidad contra ETA, nada reclaman con mayor insistencia la inmensa mayoría de los ciudadanos a los dirigentes políticos, nada produce mayor frustración y consternación ni una irritación más profunda a la mayoría de los ciudadanos que la división de los políticos contra ETA. Con tregua y sin tregua, esté fuerte o esté débil, y tanto cuando consigue matar como cuando no lo consigue, la convicción de que la unidad de los demócratas es el secreto de la derrota de ETA está tan generalizada entre los españoles como que romper esa unidad es el objetivo estratégico de la banda, su programa de máximos. Solo los dirigentes políticos parecen ignorar algo tan obvio. Un nuevo crimen de ETA es lo único capaz de reordenar de golpe la escala de valores de los políticos.

Da rabia, sí, que cuarenta años y casi mil muertos después, los dirigentes políticos ´necesiten´ que ETA vuelva a matar para anteponer la unidad a sus rencillas partidarias, que ´haga falta´ que ETA vuelva a matar para verles unidos. Dan ganas de dejarles solos el martes con ´su´ manifestación, ¿verdad? Unas ganas casi irresistibles. Pero, es ´nuestra´ manifestación. Por cansados que estemos de los políticos, aunque esta legislatura la decepción ante la feroz división contra ETA del Gobierno y de la oposición sea mayor que nunca, ahora no es momento, en mi opinión, de ´facturas´, tiempo habrá de pasarlas en las urnas de marzo. Ahora, en mi opinión, es el momento del luto por las víctimas, del reconocimiento de su sacrificio por la libertad de todos, de la solidaridad con sus familias y con sus compañeros, y de exigir una vez más con todas nuestras fuerzas a nuestros dirigentes políticos que ´su´ unidad contra ETA deje de ser un espejismo que solo aparece cuando ETA vuelve a matar.