Si yo fuera él, que tiene hilo directo con el más grande, los fulminaba. Así no se puede sacar a un representante de un dios en la tierra. Es verdad que ese representante pone mucho de su parte para no ser tomado en serio porque no se puede salir de casa como van estos señores sabiendo que hay cámaras delante. El señor es Rouco Varela, que ese día se encasquetó la gorrilla roja pero con la prisa no pasó por la peluquería, y eso se paga en planos terribles, sobre todo, como era el caso, si son planos de perfil. A este hombre apenas lo entiendo cuando habla porque parece que en vez de chicle como los pijos él come arena como los tiburones. ¿Los tiburones comen arena? Fue la mañana en que dijo que si a su empresa le hacen pagar el IBI, recuérdese que es la que posee más propiedades en España, quizá, tal vez, es posible, casi seguro, ese dinero sustraído por las hordas del anticlericalismo radical de Zapatero –pero si Zapatero ya no está, le tira del faldón el monaguillo procurando no entrar en plano, y además fue Zapatero quien más les llenó el arca–, habrá que quitárselo a otras cosas, a Cáritas, por ejemplo.

Oh, no, se pone firme en el plató de La 1 Bieito Rubido, director de un periódico católico, monárquico, y menos imaginativo que otro, que hace portadas deliciosas en nombre de la razón. Para certificar su rotunda negativa a que la corporación católica pague el IBI que pagamos todos dijo que hacía unos días acababa de visitar a unas monjas de su pueblo que no sólo cuidan a ancianos de más de 80 años sino que les limpian el culo "cuando se cagan, y no tienen ayuda". No lo entendí bien. ¿No tienen ayuda para limpiar culos, o no tienen ayuda para poder seguir limpiando culos? Es una cara, la más válida y social, de una tortilla con muchos huevos. Para ver otra, la que Rouco oculta con cinismo amenazador, véase el Salvados de Jordi Évole del 24 de abril de este año.

Por mucho que hoyes, nada

Tirando de lenguaje castizo, Mario Fernández, presidente de Kutxabank, soltó aquello de que nadie crea de golpe 2.500 empleos, salvo el empresario americano que está dispuesto a construir una especie de casa de putas cerca de Madrid. Quizá, para atraer a este panal de rico semen, horterada y mal gusto arquitectónico, que parece ser el sello de Las Vegas, Esperanza Aguirre mueva lo que haya que mover para que ese reino de perdición y pecado tampoco pague IBI, cerrando un círculo que arranca en el templo y acaba en el prostíbulo. No es casualidad que la repelente pareja formada por Olvido Gara y Mario Vaquerizo se fueran con su cuento de la segunda temporada de Alaska y Mario a Las Vegas. Soy de los que no le ven la gracia al par en su faceta pública, que ellos han expuesto hasta la semana pasada en MTV. Lo que hacen, lo que dicen, sus idas, sus venidas, nada, nada me interesa. Me da igual que cuando Pablo Motos llamó a Vaquerizo para El hormiguero "la única condición que le puse fue que me dejara ser yo mismo" o que alguien lo guíe azotándolo antes del programa para que suelte paridas muy palmeadas, me da igual lo que opine sobre la moda, que rece o se masturbe, que sea tan listo como para hacer de sí mismo un personaje ridículo y vacuo, me da igual que en realidad sea así, y me da igual que MTV ya esté pensando en una tercera entrega que se grabará en Méjico. Estoy incapacitado para ver como un espectáculo televisivo las gansadas de esta tropa. Del mismo modo que apenas aguanto el humor de Motos y su equipo, y ni siquiera siento empatía cuando veo, otra vez, a Will Smith hablando con Trancas y Barrancas. Además de éste, hay otro fijo al que su productora echa mano de vez en cuando para dejar claro de qué va el negocio, Justin Bieber, ídolo de carpeteras, que el lunes anuncia estulta visita. ¿Y si le hacen un Alaska y Mario a su magín para que no haya resquicio de su brillante seso que quede sin hoyar?

Ánimo, verracos

Hoyar y follar, esa es la cuestión. Verán. 3.500 escenas de sexo en 5 años, 7 en un sólo día sin apenas sacarla, 50 eyaculaciones en una semana, tiene una esposa, Lisa Lee, que lleva 100.000 euros en operaciones para alcanzar la gloria de parecer de látex, el menda vive atrapado en un cuerpo de actor porno pero con una cabeza de cantante a lo Julio Iglesias, su ídolo, en Los Ángeles, California, donde alza su cabeza el Valle del Silicio de la industria electrónica y el Valle del Porno, donde nuestro colega es el rey. Nuestro colega se llama Marcos Banderas, el hombre polla con los dientes más falsos que uno recuerda. Tanta blancura da tiricia. Allí será muy conocido, pero aquí tuvo que ser la buscadora de semen más activa a ese lado de la tele la que lo pusiera en valor. Samanta Villar hizo su particular Españoles por el mundo visitando al semental. Y uno se quedó espantado, por la profesionalidad del mecánico follador y por el asco tan grande ante un tipo tan recauchutado como una vulgar Yola Berrocal. El antimorbo.

¿A qué viene todo esto? A que este tipo, Marcos Banderas, ha firmado un contrato, según FórmulaTV, con la productora MCM, española, que tratará de vender los 13 capítulos a alguna cadena. Será un día a día de su vida, o sea, un Alaska y Mario versión verraco. El hecho de que a alguien se le ocurra que un macarra del porno, un hortera diez, cantante fracasado, un choni que ha triunfado sin pisar el establo de Mujeres y hombres y viceversa, tiene un programa, es suficiente para que Paolo Vasile puje por semejante joyita a la altura de su audiencia ya que "nosotros no hacemos una televisión para los críticos porque los que tienen un paladar exquisito ya tienen los canales temáticos". Entre el Banderas éste, el Goirigolzarri de Bankia, que nos la mete con chulesca hondura, el pío Carlos Dívar, que nos la vuelve a meter, blanda, meliflua, como las velitas de una cena entre curillas, y que no tendremos monjitas para que nos limpien el culo, ni dios puede ponernos el IBI tieso. Amén.