Cala Agulla

El punto de partida de este itinerario lo encontramos en Cala Agulla (39° 43' 12,78" N/ 3° 27' 20,49"E), una de las playas más hermosas de Capdepera. Tiene una longitud de 580 metros, su arena es fina y sus aguas muy limpias. Dispone de aparcamiento, sombrillas, velomares, duchas y puesto de primeros auxilios. Suele estar muy concurrida en verano. Un extenso pinar se levanta a su alrededor. El nardo, el cardo y la sabina negra son algunas de las comunidades vegetales de esta parte del litoral, sometida a un proyecto de mantenimiento, conservación y protección por parte del Ministerio de Medio Ambiente.

Mientras caminamos por la playa en dirección norte, hacia el otro extremo, de espaldas a Cala Rajada, podremos observar las diferentes actuaciones que se llevan a cabo enmarcadas dentro del citado proyecto, como son la instalación de cerramientos de protección dunar que evitan el tránsito sobre estos sistemas o la colocación de captadores de arena con el fin de devolver a su estado original los sistemas dunares degradados y evitar así la pérdida de arena de las playas.

Desde Cala Agulla podremos contemplar el objetivo de esta excursión, la Talaia de Son Jaumell, en la misma vertical del Cap des Freu, consignada en algunos mapas como es Telégrafo, ya que a finales del siglo XIX se empleó como telégrafo óptico entre Mallorca y Menorca. Al llegar al otro extremo de Cala Agulla, dejamos a la izquierda un puentecito y a la altura de una construcción, giramos a la izquierda por el Camí des Coll de Sa Marina. Pasamos junto a una rústica construcción y nos asomamos, a la derecha, para conocer Cala Moltó, pequeña y recogida, y de cuyo centro parte un cable submarino hacia Menorca. Cruzamos una barrera metálica y seguimos por un amplio camino de tierra.

A la izquierda se levanta el Puig de S'Aguila (271 metros), cuyo perfil llegará a hacerse familiar, ya que lo podremos observar durante buena parte de esta excursión -los más aventureros podrán incluso acceder a su cima, aunque ya detallaremos más adelante esa posibilidad o dejamos a la derecha un camino que conduce hacia la Cala de Na Llóbriga; siguiendo el litoral, aparecerían la punta de Es Degollador, la Punta des Pi y la Punta de Na Foguera, donde se encuentra La Catedral, cueva reservada a buceadores experimentados. Pocos minutos después de Cala Moltó llegamos a una bifurcación señalizada (39° 43' 48,81" N/3° 26' 46,8TE). Si siguiéramos recto iríamos a Cala Mesquida. Rechazamos esa opción, ya que ese es el camino de vuelta, y continuamos por la derecha, para empezar la ascensión a la Talaia de Son Jaumell.

En la primera curva de nuestro nuevo camino encontramos a la izquierda un horno de cal reutilizado ahora como basurero. El sendero penetra en el pinar y nos exige algo más de esfuerzo. Los puntos rojos marcados en los troncos de los árboles ayudan a no despistarnos. Pronto obtenemos las primeras vistas sobre Capdepera. La senda se hace cada vez más estrecha y empinada, y nos conduce hacia la cresta que nos llevará hasta la vieja atalaya. El último tramo de la subida tiene al carrizo como acompañante y a unas espectaculares vistas como recompensa. 

La Talaia de Son Jaumell

Durante centurias, la Talaia de Son Jaumell (39° 44' 15,28" N/3° 27' 4,44"E) vigiló esta costa. Data del año 1566 y al final del siglo XlX formaba parte de la red de telégrafo óptico en conexión con Menorca. Desde ella podemos contemplar es Gulló y la punta de Capdepera; Cala Rajada y las sierras de Canyamel, con su torre; y las montañas de Albarca y Formentor. La torre, en estado de conservación deficiente, presenta estructura troncocónica. No contaba con armamento. Estaba estructurada en dos plantas y se construyó con mampostería de piedra calcárea y mares. Volvemos sobre nuestros pasos, por la cresta, exactamente hasta el lugar en el que vimos por primera vez la playa de Sa Mesquida.

En este punto, sin apenas camino definido, nos lanzamos ladera abajo, en dirección al mar, al que no llegaremos, ya que antes deberemos girar a la izquierda, entre pinos y carrizo, siguiendo las (ites que iremos encontrando y que sin dificultad nos llevarán hasta Sa Mesquida. A la derecha, en la línea del litoral, queda el denominado Corral de Ses Cabres y la Pesquera d'en Jaume I. Este curioso topónimo toma su nombre de un suceso histórico acontecido en el año 1231, cuando el monarca de Aragón (1208-1276), tras su victoria en Mallorca, puso sus ojos en la vecina Menorca, todavía islámica. Su astucia quedó una vez más patente: envió a sus emisarios a Ciutadella para negociar con los moros y al mismo tiempo mandó prender numerosos fuegos en estas montañas. El enemigo creyó que manejaba un gran ejército dispuesto a embarcarse, así que cedió a las exigencias de Jaume I. El nombre de esta pesquera recuerda el lugar desde el cual el joven rey esperó el resultado de su engaño. 

Naufragios:

El fuerte viento que puede registrarse en esta costa, mezclado con las corrientes del peligroso canal de Menorca, que comienza justo en la zona de Cala Mesquida, ha provocado más de una tragedia. Hace unos cincuenta años un trasatlántico francés fue llevado por la intensa niebla hasta las rocas. Los farallones de Cala Mesquida acabaron con la embarcación. Los trabajos de desguace fueron laboriosos. Hace veinte años, la zona de Cala Mesquida también fue escenario de una historia similar: el carguero Albatros embarrancó a causa de la baja visibilidad y el temporal.

Cala Mesquida

Viniendo de la Talaia de son Jaumell accederemos a la playa de Sa Mesquida después de atravesar una pared medianera, tras la cual las dunas se erigirán en protagonistas del paisaje. Las dunas constituyen un ecosistema activo, ya que siempre están en movimiento. El color blanco de la arena obedece a que está formada sobre todo por carbonato cálcico, con fragmentos muy pequeños de concha. El viento y el mar acumulan la arena hasta formar sistemas dunares que se desplazan lentamente. En caso de Cala Mesquida, estos montículos son de tamaño medio (entre 2 y 10 m de altura). La existencia de dunas con perfiles muy suaves indica que son de formación antigua, ya que cuando reciben aportes recientes originan ángulos más marcados.

Cuando el tiempo lo permite, Cala Mesquida es una playa tranquila, cómoda y divertida, en la que es habitual la práctica del surf, el volei y el nudismo, en uno de sus extremos. Es muy frecuentada por los vecinos de Capdepera y por los turistas que veranean en la urbanización de Cala Mesquida, que empezó a levantarse en la década de los sesenta y está compuesta principalmente por un club de vacaciones, un hotel con bungalows, un restaurante en la playa y un chiringuito.

En la franja del litoral que va desde Cala Mesquida hasta Cala Agulla no se distingue ninguna edificación. Desde la pared medianera que franqueamos cuando llegamos a Sa Mesquida, giramos a la derecha, de espaldas a la playa. El camino se hará más ancho y en suave ascenso nos conducirá hasta el Coll de Sa Marina. Desde el collado, en el que encontramos un horno de cal, parte una senda que sube a lo alto del Puig de S'Aguila. El regreso a Cala Agulla se realiza por una pista que deja a la izquierda una casa en ruinas. La última parte de la excursión coincide con el primer tramo del itinerario