El vino del verano del 2021 ha sido el rosado, servido bien frío, y a cualquier hora. La mayoría de estos consumidores han optado por los roses franceses, procedentes de las viñas mediterráneas de la DO Cotes de Provenza, ignorando los elaborados en Mallorca. Hay unas cinco marcas provenzales que alcanzan los máximos precios, llegando hasta los 60 euros, más o menos, y que se llevan las preferencias de muchos consumidores. Estos vinos son demandados por una clientela, en donde hay mucho snob, por lo general su poder adquisitivo es alto. Son fáciles de beber, mientras que los nuestros, tienen mucho más cuerpo que los galos, y son menos perfumados que los roses de la Provenza. Yo, prefiero los rosados españoles y unos cuantos mallorquines en particular. Y, además, son mucho más económicos. ¡Lo que hace un buen marketing!

La pesca del raó está en marcha en aguas de Balears, aunque las capturas no parecen tan buenas como en otras temporadas, o al menos no se vocean tanto. En cambio, al estar el calamar en su mejor época de pesca, han aumentado sus capturas con una buena oferta de precio. A mí el calamar me gusta de todas las maneras, aunque en su tinta y a la romana me pirran.

Miquel Segura Miró, uno de los más finos reposteros de la isla, nos dejó. Siempre tengo presente sus cruasanes, muy de mí gusto. Los descubrí en Porreres, cuando pasaba fines de semana en una casa, cerca del horno de su familia. Luego se trasladó a Palma, ubicándose en los inicios de General Riera. Cuando pasaba por delante de su ‘Can Miquel’, no dejaba de comprarme uno de sus crujientes cruasanes y me lo comía al paso. 

El ya carismático hotel La residencia, en Deia, qué por su categoría, estilo y situación, está siendo el heredero del glamour que tuvo el hotel Formentor, cierra a mediados de este mes, y se despide con un menú muy especial, en el Restaurante El Olivo, preparado por su jefe de cocina, Guillermo Méndez.

La imagen de descorchar botellas de champagne en la entrega de premios de coches y motos, parece ir menguando, al menos esto se vio en el pasado campeonato de dos ruedas de Alcañiz. En vez de mojarse entre si los vencedores con el espumoso galo, lo hicieron con ‘proseco’.