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‘Ensaïmada entorsillada’, un dulce judío ancestral

‘Ensaïmada entorsillada’, un dulce judío ancestral

La ensaimada -me comenta Tomeu Arbona- era en su origen un pan dulce que la comunidad judía de Mallorca elaboraba para celebrar el Sabbath. Era algo similar a los panes jalá que se consumen hoy en día. Estaba hecho a base de harina, azúcar y aceite de oliva. La pasta bien amasada y levada se extendía con un rodillo sobre una gran mesa de madera, untada con aceite, formado una fina lámina. Luego, se enrollaba creando largos y flexibles cordones de pasta que se trenzaban entre sí. La trenza simboliza para el pueblo judío la unión del mundo espiritual con el material y su forma circular expresa los votos para una larga vida.

Pasados los siglos −al producirse la expulsión de los judíos− los judíos conversos, para demostrar su cristianización, introdujeron la manteca de cerdo, el ‘Saïm’ (grasa impura, para ellos) en la ensaimada. Grasa que da, ahora, el nombre a este dulce mallorquín tan tradicional.

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