Blanca Portillo interpreta en ‘Teresa’, de Paula Ortiz, a Teresa de Ávila/Santa Teresa de Jesús, monja, mística, escritora y fundadora de la orden de las Carmelitas Descalzas en 1562 y, posteriormente, con San Juan de la Cruz, creadora de la rama de los Carmelitas Descalzos. Sobre San Juan de la Cruz realizó Carlos Saura una interesante película, ‘La noche oscura’ (1989), interpretada por Juan Diego. De Santa Teresa había tratado un filme mundo, ‘Escenas de la vida de Santa Teresa’ (1926); una acartonada reconstrucción interpretada por Aurora Bautista y realizada por Juan de Orduña, ‘Teresa de Jesús’ (1961); dos series de televisión de Pedro Amalio López y Josefina Molina, esta última con Concha Velasco, y una díscola aproximación firmada por Ray Loriga y con Paz Vega en el papel de la santa, ‘Teresa: el cuerpo de Cristo’ (2007). Ahora es Blanca Portillo quien le da vida moviéndose entre escenarios naturales y revelaciones alucinatorias en el filme que adapta la obra de Juan Mayorga ‘La lengua en pedazos’, basada a su vez en ‘El libro de la vida de Santa Teresa Jesús’. El filme se estrena este viernes y conversamos con Blanca Portillo sobre esta peculiar visión cinematográfica de la monja contemplativa.

El rodaje del filme no fue el más habitual, con todas las revelaciones místicas de Santa Teresa que después tenían que hacerse en la posproducción digital. ¿Cómo fue la experiencia?

Nunca tuve la sensación de estar actuando en el vacío. Rodamos en escenarios naturales y me sentí muy cómoda con esta forma de trabajar. Además, el texto no me era ajeno, soy amiga de Juan Mayorga y conocía bien la obra. Pero no ha sido una experiencia fácil, rodamos en pleno verano, iba vestida con los hábitos de monja y hacía un calor espantoso.

¿Y el texto le resultó también dificultoso?

Yo no soy creyente, y eso lo dificulta. Es un texto muy complejo que debe decirse como si fuera el más normal del mundo. Rodamos además con planos muy largos. Es una experiencia muy particular que no creo que se repita.

¿De qué forma se adentró en un personaje tal real y a la vez místico como Teresa de Ávila?

En la película no hay una visión historicista. Se centra en su lucha interna, no trata sobre sus hitos históricos. Existen cientos de libros sobre ella, pero lo interesante es su duda, sus contradicciones. Ese es el enfoque del filme, aquí el personaje tiene una carga muy compleja.

Usted ha interpretado personajes reales sobre los que ha podido documentarse, como la misma Teresa, Concepción Arenal o Maixabel Lasa. ¿Le es más fácil trabajar con modelos reales, estudiar sus actos y gestos, que cuando debe crear personajes casi de la nada, concebidos por los guionistas y directores?

En el caso de ‘Maixabel’ es la primera vez que interpreté a una persona viva. En el caso de Concepción Arenal tuve que deducir como había sido ella, lo mismo que con Teresa, pero Maixabel Lasa es, existe. Nos vimos solo una vez antes del rodaje. Imitarla hubiera sido absurdo, se trata de entrar en su dolor interno y analizarlo como si se tratara de un personaje de ficción.

¿Entonces encara igual todos los personajes?

Los enfoco igual, si, los estudió y de ahí sacas su personalidad. En el caso de Maixabel Lasa es necesario que ella sienta que la interpretación que hago le pertenece, que se reconozca. Y eso conlleva una gran responsabilidad para mí.

‘Teresa’ se estrena este viernes y un día antes empiezan en Barcelona, en el Teatre Nacional de Cataluña, las funciones de ‘La madre de Frankenstein’, obra que ha representado en el Centro Dramático Nacional de Madrid. ¿De qué manera se enfrenta a los dos lenguajes, teatro y cine, y que diferencias percibe?

¡Ambos son igual de difíciles! Me enfrentó a los personales de la misma manera y hoy me provocan el mismo pánico. Cada vez más, la responsabilidad resulta mayor cuando eres más conocida. En el teatro, eso sí, una vez comienza la función el director puede irse a dar un paseo, los personajes ya están construidos.