Entrevista | Entrevista

Gabriel Barceló: «Me tiré de cabeza en el Caribe, no podía dejar de ser un éxito»

Gabriel Barceló (Felanitx, 1928), presidente de honor de Barceló Hotels y cofundador de la Fundación Barceló, asiste con «mucha pena» ante la desaparición de empresas con sus fundadores y con gran ilusión ve que una de sus nietas se incorpora al grupo familiar

Gabriel Barceló, Premio Diario de Mallorca Trayectoria Empresarial, en la sede de la Fundación Barceló.

Gabriel Barceló, Premio Diario de Mallorca Trayectoria Empresarial, en la sede de la Fundación Barceló. / Bernardo Arzayus

Myriam B. Moneo

Myriam B. Moneo

Continúa en activo como vocal en la Fundación Barceló, a sus 95 años.

Vengo todas las mañanas y normalmente estoy tres o cuatro horas. Me mantiene vivo [ríe] seguir en la fundación que creamos la familia en 1989. Ayudo en lo que puedo. No sé, más que trabajar. Me divierto mucho porque no tengo que ganar dinero en esta ocasión, al contrario, tengo que dárselo a otras personas. Es una actividad muy enriquecedora.

Para un personaje que ha recibido ya tantos galardones, ¿qué supone el premio de Diario de Mallorca?

Primero sorpresa, porque después de 30 años de mi retirada profesional, uno ya no está en el candelero. Para mí es un honor recibirlo. Agradezco su generosidad para una persona que actualmente aporta poco a la sociedad. Tengo un bagaje, empecé a trabajar en el año 1939. Trabajé 54 años y ahora llevo 30 en la fundación. Hay pocas personas, creo, que hayan trabajado tantos años. He tenido mucha suerte, lo he pasado muy bien porque he trabajado en lo que para mí ha sido un honor y una oportunidad: crear empleo y expandir una empresa a nivel balear primero y después en el nacional, internacional e intercontinental.

"Empecé a trabajar a los 11 años, no he tenido ocasión de estudiar, todo lo he aprendido en el trabajo diario"

Cuando empezó a trabajar con su padre, Simón Barceló Obrador, ¿se imaginó que estaban poniendo los pilares de uno de los grupos turísticos más importantes del mundo?

Ni idea [ríe]. Yo empecé a trabajar a los 11 años, después de cursar primero de bachillerato y salvo un curso de especialización, de formación que hice en el IES, en el año 1969, no he tenido ocasión de estudiar, todo lo he aprendido en el trabajo diario. Toda mi vida trabajé con mi hermano Sebastián, compartimos la empresa al 50 % hasta que desgraciadamente él murió. Sí hemos tenido siempre la ilusión de expandirnos, desde el principio. Los empresarios de Mallorca hemos sido unos privilegiados por poder trabajar en esta actividad tan enriquecedora y tan multidisciplinar, por sus efectos multiplicadores. Como soy una persona creyente, creo que fue una acción providencial poder dedicarme a la empresa gracias a mis padres que empezaron de la nada, en 1931. Expandimos la empresa de transportes, el trabajo inicial, a partir de 1954 con la agencia de viajes, aprovechando que el turismo había iniciado en Mallorca sobre 1948-49. Y con la demanda turística tan impresionante que en el año 1962 empezamos nuestra actividad hotelera. La generación de actividades derivadas del turismo nos vinieron prácticamente regaladas.

Cuando se retiró en 1993 no se hablaba de la masificación. ¿Le gusta cómo se trata hoy al sector?

Lo más satisfactorio para mí ha sido que mi hijo Simón Pedro y mi sobrino Simón han multiplicado la empresa, han hecho mucho más de lo que hicimos nosotros y mejor. Al principio se hicieron algunas cosas defectuosas en el desarrollo del turismo en Mallorca, pero se ha crecido mucho mejor. La isla no está tan destruida como opinan los antiturísticos comparativamente con muchos lugares de la península, otras islas y de otros lugares del mundo. Es cierto que hemos llegado a un punto que hay que tomar medidas. Hay masificación en determinados lugares y momentos.

Fue el pionero en llegar al Caribe.

Cuando yo llegué a República Dominicana había en la capital algunos hoteles americanos y había un Club Med, nada más. Llegué por casualidad, por suerte o por la providencia. Organicé un viaje de empresarios a Puerto Rico porque nos habían invitado para hacer inversiones. No me gustó nada y sin decirle nada a nadie me fui. Allí descubrí Mallorca como era en los años 30, con unas condiciones para el turismo espectaculares. Tenía playas tan bonitas o más que Es Trenc o Formentor. Cuando yo fui a descubrir Bávaro, la finca que empezó nuestro proyecto, tuve que ir en moto por la playa porque no había carretera. Yo me tiré de cabeza porque aquello no podía dejar de ser un éxito. La prueba ha sido el desarrollo impresionante desde 1985, cuando abrimos el primer hotel.

undefined

"Llegué a República Dominicana por casualidad, por suerte o por la providencia. Allí descubrí la Mallorca de los años treinta"

 En Costa Rica recorrió selva montado a caballo.

Lo de Costa Rica en realidad fue otra cosa. No tiene las condiciones para un turismo tan masivo. Es el país del mundo más grande en reservas naturales, con muchísimos atractivos, pero llueve mucho. Mis sucesores siguieron con la Riviera Maya en México, que ha sido otro éxito espectacular. Los que no creen en el turismo o en el progreso nos atacaron primero a nosotros y luego a los demás por hacer inversiones internacionales, diciendo que nos llevábamos los beneficios, cuando es justamente al revés. Hemos invertido en el Caribe y el Caribe nos ha dado mucho más de lo que nos ha dado España en términos de rentabilidad, con lo cual hemos podido invertir más de lo previsto en la propia España y en otros países y renovar todos los hoteles, de forma que antes construíamos hoteles de una y dos estrellas y ahora el 90% o más son de cuatro y cinco estrellas en España en nuestro grupo.

"El Caribe nos ha dado mucho más de lo que nos ha dado España en rentabilidad, con lo cual hemos podido invertir más"

 Creó los hoteles Pueblo. Manuel Fraga Iribarne vino a inaugurar el primero en 1964. ¿Cómo nació aquel concepto?  

Primero, por la demanda turística. Teníamos la agencia de viajes, nos veíamos fatal para conseguir las plazas que nos pedían los turoperadores . Y decidimos invertir. Hasta aquel momento la gran mayoría de la gente invertía en hoteles construidos en vertical por aprovechar los terrenos. Nosotros lo hicimos al revés, construimos en horizontal. El hotel Pueblo, el primero en la Playa de Palma, se construyó con un terreno con una superficie de 12.000 metros cuadrados para 400 habitaciones. Toda la construcción se hizo con dos plantas solamente, con el sistema de edificios espaciados con jardín, excepto un edificio principal de cuatro plantas. Luego lo reproducimos en Menorca primero, en Ibiza después y en Benidorm. Contra la opinión de los hoteleros experimentados. Yo llevé al hotel Pueblo, a los directores de los hoteles Victoria, de Cala Major, del Maricel, cinco o seis hoteleros históricos y quedaron espantados. Decían, “¿qué has hecho?”. Fue un éxito rotundo. 

Antes que hotelero, fue agente de viajes. ¿Cómo ve la supervivencia de esa actividad cuando ahora el viajero prefiere buscar las vacaciones por su cuenta a través de Internet?

[Sonríe] No puedo opinar porque no tengo conocimientos de la digitalización ni de todo esa modernización. Yo tengo una tablet que empleo para ver noticias y para mandar algún mensaje. No sé hacer nada más. 

"Lo más satisfactorio ha sido que mi hijo Simón Pedro y mi sobrino Simón han hecho mucho más de lo que hicimos nosotros, y mejor.

"Lo más satisfactorio ha sido que mi hijo Simón Pedro y mi sobrino Simón han hecho mucho más de lo que hicimos nosotros, y mejor. / Bernardo Arzayus

También se involucró en el periodismo, fue presidente fundador de El Día de Baleares, después El Mundo. ¿Le sigue interesando el periodismo hoy en día? 

 Leo los tres periódicos que se publican en Palma todos los días y sigo otras noticias básicamente por televisión. Para mí fue una aventura, exclusivamente porque en aquel momento se anunció la privatización de los periódicos del movimiento y un grupo de tres o cuatro personas consideramos que era oportuno,en plena época de predemocracia, de aportar nuestro granito de arena desde la visión empresarial. Luego no se consumó como se había anunciado, se subastaron los periódicos. En cualquier caso fue una actuación puntual para cubrir un hueco y nunca he tenido una vocación periodística. Simplemente, intenté tener una posibilidad de difundir noticias empresariales o de mi ideología.

Son once accionistas en el grupo. ¿Está orgulloso de que la empresa siga siendo familiar?

. Sí. Mi hermano y yo fuimos al 50 %. Yo me retiré en el año 1993. Mi hermano y yo decidimos donar todas nuestras acciones a nuestros hijos, cinco de mi hermano y seis míos. Estoy inmensamente orgulloso de nuestra decisión porque ha permitido que nuestros hijos demuestren su valía y que la empresa haya experimentado un crecimiento espectacular. Fue una de las decisiones, para mí, cruciales de mi vida. Algunos padres eran reticentes a dejar el mando a sus hijos. Y yo no solo les di el mando sino que les di la propiedad, con mi hermano, porque no hay nadie imprescindible en la empresa. Ahora estoy a la expectativa de ver a mis nietos, ya será la cuarta generación. Por cierto, hace un mes que acaba de incorporarse la primera, que es Marta, la hija de Simón Pedro. 

"Mi hermano y yo decidimos donar todas nuestras acciones a nuestros hijos, fue una decisión crucial en mi vida"

Esa es una diferencia respecto a Miguel Fluxá o Gabriel Escarrer, que han seguido en primera línea muchos años. ¿Cómo es su relación con el resto de pioneros?

Tengo una excelente relación tanto con ellos como con todos los empresarios que he conocido, por ejemplo, Juan Llull,de Hipotels, Jaime Bauzá y muchos otros. Por mis relaciones como agencia de viajes conocía a muchos hoteleros e incluso tenía amigo entre ellos. Cuando entramos en los hoteles, salvo alguna excepción, he mantenido unas excelentes relaciones, por ejemplo, también con los Riu. Una cosa es la competencia noble, cada quien trabaja para hacer lo mejor para sí mismo y otra cosa es el contacto humano.

¿ ¿Y quién fue esa excepción?

En este momento no puedo recordar ninguna excepción.

 Fue futbolista, jugó en el Felanitx.Y estuvo de directivo en el Mallorca. ¿Cómo ve al equipo de Javier Aguirre?

Le veo de forma muy positiva porque los americanos que se han incorporado han hecho un trabajo espléndido saneando las finanzas, que era el problema del club. Sigo viendo el fútbol, ha sido mi deporte favorito. Y sí, además jugué tres o cuatro años en mi pueblo, lo dejé para ir al servicio militar a los 18 años. Lo que no acabo de entender es que con el dinero que han puesto no hayamos conseguido tener un mejor equipo, porque jugar a no perder, que es a lo que juega hoy el Mallorca básicamente… No discuto la táctica, el entrenador es quien sabe, pero me gustaría tener un equipo más alegre, dinámico, con mejor juego, que hiciera mayor número de goles para conseguir la victoria. Pero sigo con ilusión que se mantenga en Primera División. Mi experiencia en el Mallorca fue negativa. Estuve de directivo en 1962-63. Y la última vez en 1992, con Miquel Dalmau de presidente. La primera vez bajamos de Primera a Segunda y después no fuimos capaces de subir de Segunda a Primera. Fue un fracaso total [ríe].

"Mi experiencia en el Mallorca fue un fracaso total. La primera vez bajamos a Segunda y después no fuimos capaces de subir a Primera"

¿Hasta cuándo va a seguir acudiendo a la fundación cada día? 

Hasta que tenga fuerzas. Intelectualmente, me siento muy bien, físicamente no tanto. La fundacion es mi segundo orgullo.

¿Qué destaca de la labor que llevan a cabo?

Iniciamos con 3 millones de euros, y hoy el capital es de casi 37 millones, que hemos ido aportando la familia y algunas personas que ajenas de buena voluntad. Por lo cual, hemos aumentado notablemente el presupuesto anual. Funcionamos, básicamente, con el rendimiento de ese capital. En 2022 nuestro presupuesto fue de 2 millones y medio. Este año está previsto que superemos los tres, y para 2024, 4.400.000 euros. Nuestras actividades principales son la salud, la educación y los pozos de agua, saneamiento y canalización. Y el desarrollo económico para tener mejor nivel de vida. Estamos dando créditos o subvenciones. Trabajamos en tres o cuatro países de América Latina, como Haití, desde el año del terremoto del 2010, o Nicaragua. Tenemos un programa que se llama Farmasol, con 28 pequeños centros de salud, estamos en hospitales donde damos medicinas gratuitas, en países de África. Tenemos también guarderías infantiles. Hemos construido escuelas en Haití, Colombia, Ruanda, Ghana... Todo esto va dirigido a las personas que más lo necesitan, particularmente a las mujeres. Es la segunda gran ilusión de mi vida. Traspasé las acciones a mis hijos para que la empresa me trascendiera. Me da mucha pena aquellas que desaparecen con sus fundadores en Mallorca porque hacen una mala transición.  

¿Cuál es el secreto de su longevidad?

El trabajo ha sido básico y el deporte, lo he practicado un poco, primero el fútbol, luego el tenis. Y sobre todo, la familia. He tenido la gran suerte de tener una esposa [Sebastiana Vadell] que ha cuidado de la familia. Se ocupaba de toda la intendencia de la casa, del cuidado de los hijos, tiene mi gratitud inmensa. Por cierto, el mes que viene cumplimos 68 años de casados. Mi mujer y mi familia me han arropado y dado empuje para seguir haciendo cosas. Ahora la Fundación es mi segundo orgullo, llevo 30 años en ella.