Carlos Sánchez Mato, economista y político: «Más pronto que tarde deberemos volver a rescatar a las entidades bancarias»

«Lo que han hecho, con sus decisiones, Lagarde y De Guindos, en los dos últimos años ha sido engordar las entidades bancarias y a las grandes corporaciones financieras, multiplicando sus beneficios»

Carlos Sánchez: «Cuando llegue  la Banca pública mejorará la vida de mucha gente». |  DM

Carlos Sánchez: «Cuando llegue la Banca pública mejorará la vida de mucha gente». | DM / Pere Estelrich i Massutí

Pere Estelrich i Massutí

Pere Estelrich i Massutí

Invitado por ‘Mallorca en Marxa’ y para participar en el ciclo Alternatives en Marxa, estuvo en Mallorca para dar una conferencia sobre Soberanía monetaria y Banca pública, el economista y político Carlos Sánchez Mato. Fue concejal en el Ayuntamiento de Madrid durant la alcaldía de Manuela Carmena y también es profesor de la Universidad Complutense de Madrid.

Después de escuchar su conferencia y leer sus artículos y libros, lo lógico es preguntarle si hay esperanza.

Por supuesto. Y por eso acepto invitaciones, como la de ‘Mallorca en Marxa’, para tener la oportunidad de indicar que existen alternativas al modelo económico general, por supuesto, pero también al bancario o monetario en particular. Todos deberíamos saber que la ortodoxia en política monetaria ha quedado totalmente desbordada por la realidad. Así pues, sí existen otras vías para explorar, tal como vamos diciendo desde hace años los que creemos en la heterodoxia. Otra cosa es que la clase política quiera ponerlas en marcha, pues está sujeta a directrices oligopólicas que no permiten salirse del camino.

A veces los gobernantes se expresan diciendo «no podemos tomar tal o cual medida porque va en contra de las directrices de la zona euro». ¿Realidad o excusa?

Evidentemente pertenecer a la zona euro implica muchas cosas, pero, por otra parte: ¿quién decide las directrices de esa zona? Personas concretas que toman directrices concretas y que, aparentemente son independientes, pero que, como usted y como yo, tienen su ideología. ¿Y si pusiéramos en esos puestos a otras personas que piensan diferente? ¿Cuáles serían las directrices?

Pero esas decisiones que toman esos «independientes» nos influyen.

Y mucho. Mire usted, una subida de los tipos de interés, por parte del Banco Central europeo, repercute, sobre todo, sobre las clases trabajadoras y por tanto una decisión como ésta puede asfixiar económicamente a miles de familias. Legislar sobre la economía y sobre el dinero en particular, tiene un efecto enorme sobre millones de personas, por eso no puede hacerse sin contar con lo que le pasará a la mayoría. Y en demasiados casos, las normas están pensadas para beneficiar a unos pocos más que para mejorar la vida a todos. La gente debería saber que la manera con la que actúan los directivos del Banco Central no es la única posible, que hay alternativas que beneficiarían no solamente a una élite, sino a todo el mundo.

¿Cuál sería su propuesta al respecto?

Mire, mi tesis es muy clara: La política monetaria debería dirigirse hacia el interés general, no al de unos pocos. Así de sencillo. Y el interés general no debe ser solamente controlar los precios, que, por supuesto es importante, pero no debe ser ese el único objetivo. No es lo mismo que los precios suban porque así lo decide un oligopolio energético que se aprovecha a que el origen de esa subida fuera otro. Sin embargo, la política monetaria europea ha sido la de matar moscas a cañonazos, es decir, disparar de manera general contra el conjunto de la gente, subiendo los tipos de interés. Pero eso no ha arreglado los problemas, pues si la inflación se ha controlado en algunos países, en cierta medida ha sido por las decisiones que han tomado los gobiernos concretos, como el nuestro, de topar el precio del gas, no por la subida de los tipos de interés, que lo que ha hecho ha sido dañar a las familias más vulnerables.

¿Cómo definiría la relación entre el Banco Central y los Gobiernos de los estados?

Pues en cierto modo de chantaje, pues tener la máquina de hacer dinero, es una manera de controlar. Pero, por otra parte, y aquí está la paradoja, esos gobiernos estatales son los que han puesto al frente de esos organismos supranacionales a esas personas que ahora les chantajean y que, en lugar de velar por el bien de todos, velan por los intereses de las entidades bancarias.

Claro y contundente.

Pero cierto. Lo que han hecho, con sus decisiones, Lagarde y De Guindos, en los dos últimos años ha sido engordar las entidades bancarias y a las grandes corporaciones financieras, multiplicando sus beneficios. Y, contrariamente, los que teóricamente iban a ser auxiliados porque les había subido la cesta de la compra un 15%, es decir, todos nosotros, hemos visto como las hipotecas también han subido en unos porcentajes altísimos. Así que lo que han hecho ha sido ayudar al que se ahoga, sumergiendo su cabeza en el agua. Claramente, el interés general no ha sido su objetivo. Por tanto, volviendo a su pregunta del inicio, sí hay alternativa: cambiar a los que toman las decisiones.

Hace años, cuando el gobierno español y otros, rescataron a la banca, ¿había otra opción?

Claramente sí. Al menos en la forma de hacerlo. El rescate debía de hacerse, no hay duda, pero no tal como se hizo. Se habló de rescatar a las Cajas de Ahorros, pero era todo el sistema bancario el que estaba arruinado, no solamente las cajas. Sin el auxilio público, ninguna de las entidades bancarias hubiera podido sostenerse. Ahora bien, el coste de ese rescate ha sido brutal, en este momento lo situamos en más de cien mil millones de euros, no sesenta mil millones como algunos nos quieren hacer creer. Y lo digo con conocimiento de causa, pues me he entretenido en calcularlo.

¿Cuál era su propuesta?

Pues en vez de nacionalizar y luego privatizar a precio de saldo, lo que se hubiera podido hacer era nacionalizar y gestionar desde la cosa pública para que esa situación no vuelva a ocurrir. Que ocurrirá, sin duda, no lo dude; más pronto que tarde deberemos volver a rescatar a las entidades bancarias. Sin ir más lejos, el año pasado se movieron los cimientos de la banca suiza e incluso de la americana. Y es que los enormes beneficios conseguidos por las empresas financieras, va unido a un riesgo gigantesco que a su vez tiene asociado un aval por depósitos garantizados por parte de los estados europeos de quince billones de euros, así que sí, volveremos a la casilla de salida y con nuestro dinero tendremos que volver a ayudar a la banca, no lo dude.

¿Avales bancarios?

Sí, por cada titular de cuenta abierta en un banco, el Estado garantiza cien mil euros, que no están todos depositados en el Sistema de Garantía de Depósitos, así que, si hay otra crisis financiera, y no dude que la habrá, entonces tendremos que volver a rescatar a los bancos. Muy triste, da rabia, pero es la realidad.

Pero cuando el rescate, parecía que éste era como una especie de préstamo.

En efecto, eso se nos dijo por parte del gobierno. Y mire por donde, llevamos ya más de cien mil millones acumulados de deuda. Y la historia no ha acabado, porque hasta la liquidación del conocido como «banco malo», la cosa irá a más, de hecho, según mis estimaciones, en unos quince mil millones más. En cambio, cuando usted o yo pedimos una beca, bien que se nos piden los recibos y matrículas de gasto para poderla adjudicar. Y es que el gobierno y los bancos forman una especie de matrimonio, más o menos avenido, pero que se cubren las espaldas entre sí. Repito, la banca privada solamente es viable si se mantienen esas ayudas, por tanto, el Estado no actúa con la banca como actúa con un particular o con cualquier otro sector económico. Y todavía más, incluso el Banco Central Europeo y durante un tiempo, ha prestado dinero a los bancos con interés negativo: «te presto dinero y además te pago algo a cambio», el mundo al revés. Y eso no es todo: si los bancos depositaban un dinero sobrante en el Banco Central, éste les remuneraba con intereses. ¿Hay algo más perverso?

¿Y por qué es así?

Porque la banca se gasta mucho dinero en proteger sus intereses. Y si hay que comprar voluntades, pues se compran. El que era director general de supervisión del Banco de España, se pasó luego a ser contratado por la patronal del sector bancario, es decir, el que había sido el policía de la supervisión, y que no lo había hecho especialmente bien, pasó a ser retribuido de una manera salvaje por la propia banca. Así que las cosas no pasan porque sí, sino porque hay una motivación. En resumen, el Estado no es neutral, sino que está formado por fuerzas políticas que, de manera mayoritaria, siempre han salido en ayuda de la banca. Otro ejemplo para ilustrar la situación: si usted y yo ponemos un porcentaje de capital en un negocio, lo justo es que los beneficios se repartan proporcionalmente. Pues bien, el Estado, entre una cosa y otra, ayudas y avales, asume el cuarenta por ciento del riesgo del sistema bancario, pero no recibe más que unas migajas y los dividendos correspondientes a la parte de Caixabank que todavía posee. ¿No le parece esto injusto? Desde el punto de vista del propio capitalismo, sin duda lo es.

¿Es cierto que, en los Estados Unidos, la banca ha devuelto todo el rescate?

Según cómo lo miremos. Cierto es que se devolvieron esos miles de millones de dólares del rescate, pero por otra parte la banca americana tiene unos beneficios y privilegios enormes. Y es que las ayudas públicas van más allá de las proporcionadas en momentos de crisis, también están las que podemos calificar como de ventajas fiscales y demás, que representan miles de millones también. Con todo esto, el Estado español ha sido el que menos ha exigido el dinero del rescate, estamos en el número uno del ranking, un puesto nada honorífico que ha hecho que internacionalmente se rían de nosotros.

¿Dónde situamos a Draghi, el anterior presidente del Banco Central Europeo?

Sin redimirlo y sin hablar bien de él, debo decir que al final tomó algunas decisiones que fueron en buena dirección y que años antes se nos decía que eran imposibles de tomar. Así que, al hacer lo que otros pronosticábamos, consiguió abaratar el endeudamiento de los países de la zona euro. Pero por otra parte no quiso, o no pudo, cambiar lo que hubieran sido elementos básicos. Lagarde, en cambio, no ha estado a la altura, no ha trabajado para el bien común, en absoluto. Básicamente ha complicado la vida a la gente, pues cuando debería haber dicho que el origen de la inflación no era monetario, sino causado por el oligopolio energético, aumentó el precio del dinero, lo que aumentó el negocio del sector bancario.

¿Cómo ha influido la guerra de Ucrania en el sector económico europeo?

Pues poco, ha sido más una excusa que una realidad. Parecía que se cortarían los suministros de gas, petróleo y de más, pero nada de eso ha sucedido; han cambiado las formas de transportar los combustibles, lo que ha encarecido su precio. Rusia sigue siendo uno de los grandes exportadores de gas. Nada ha cambiado al respecto, pero se ha encarecido por el disparate de cambiar el medio de transporte. Una decisión totalmente política.

Mis nietos, ya no digo ni mis hijos, ¿verán algún día una Banca pública?

Espero verla yo, tengo esperanzas al respecto y por eso me muevo dando conferencias y defendiéndola. La Banca pública es posible, no es una utopía, simplemente se trata de creer en ella y hacerla posible. ¿Cuántas cosas en la historia se tomaron como inasumibles y luego se han hecho realidad? Pues con la Banca pública pasará lo mismo. Y cuando llegue, mejorará la vida de mucha gente.

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