Así se actúa en un vuelo con casos extremos de pasajeros conflictivos

Si los viajeros están ebrios, se debe retirar el alcohol; su efecto se potencia con la altitud

La multa por no obedecer a la tripulación o beber en exceso acarrea hasta 5.000 euros.

La multa por no obedecer a la tripulación o beber en exceso acarrea hasta 5.000 euros. / DM

Myriam B. Moneo

Myriam B. Moneo

Esta misma semana un vuelo que partió de Dublín con destino Gran Canaria tuvo que desviarse al aeropuerto de Santiago porque una pareja en «evidente estado de embriaguez» estaba causando disturbios. 

Ese es el caso más extremo, explican desde la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (Aesa), cuando «la situación es insostenible» y es lo que la tripulación considera oportuno: desembarcar a los pasajeros conflictivos. 

La progresión de las denuncias en los aeropuertos españoles por incidentes a bordo es preocupante. En siete años casi se han doblado. En 2016 la Aesa registró 798 sanciones. En 2019, un ejercicio récord de turistas y pasajeros, casi se rozó el millar. Con la pandemia y las restricciones a los viajes se desplomaron a 388 denuncias en 2020, pero según se ha elevado la curva turística se ha vuelto a disparar hasta las 1.361 denuncias del año pasado, cuando crecieron los disturbios por la negativa a llevar la mascarilla dentro del avión. 

Coordinación tierra-aire

Es fundamental en la gestión de los pasajeros conflictivos, indican desde la Aesa, la coordinación entre el personal de tierra y las tripulaciones de vuelo y, sobre todo, identificar a este tipo de viajeros durante el embarque «para evitar males mayores durante el vuelo». 

Si empiezan los problemas antes de despegar, la aeronave vuelve al parking, se avisa a las autoridades y se desembarca a los alborotadores. 

Si el pasajero está ebrio durante el vuelo, «se debe retirar inmediatamente la venta de bebidas alcohólicas» porque «el efecto del alcohol se potencia con la altitud».

Cuando el viajero no está borracho pero es violento primero se le advierte con una nota del comandante. Si no hace caso y la tripulación no logra reducirlo, se pregunta si hay algún agente de la autoridad en el avión. Y en último caso se pide ayuda al resto del pasaje.

Además el comandante puede coordinar la asistencia en tierra de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado para desalojar a los pasajeros conflictivos y poner la denuncia. Se acompaña de un informe detallado de los hechos firmado por el comandante. 

Beber en exceso, montar un escándalo o no obedecer a la tripulación pone en peligro la seguridad del vuelo y acarrea una multa de hasta 5.000 euros. En caso de desvío del avión lo pagan los pasajeros culpables.