Un pescador captura en el litoral norte de Mallorca una llampuga de casi 12 kilos: «Estuve peleando con ella veinticinco minutos buenos»

«En realidad no es una llampuga, es un dorado», diferencia para comenzar el pescador Juan Antonio García Ferrer que, tras muchos años de practicar su afición desde la costa, el pasado año dio el salto al comprarse una embarcación para poder lanzar sus artes en mar abierto. Y esto es lo que hizo el pasado domingo cuando se embarcó y se dirigió a «algún punto en el litoral de la Serra» a probar fortuna, explica con el hermetismo y la cautela que adorna a todos los pescadores.

«Son mucho más grandes que las llampugas que pescamos en otoño. Y en realidad son algunas de ellas que, tras emigrar al Atlántico, regresan a desovar aquí y están entre 20 y 25 días», detalla.

Este domingo estaba el mar un poco picado, ideal según este pescador para que pudiera picar uno de estos ejemplares que «al ser un depredador, le gusta que haya un poco de jaleo. Iba con el paseante hundido cuando noté la picada. Con cada tirón que me daba, se llevaba entre treinta y cincuenta metros de hilo. Cuando la tenía a cinco metros de la barca, volvía a buscar el fondo. Estuve peleando con ella veinticinco buenos minutos. La saqué con un gancho y pesaba casi 11 kilos y medio».

Con esta captura, Juan Antonio ha podido quitarse una espina que tenía clavada desde el año pasado cuando un ejemplar similar se le escapó tras romperle toda la línea. Por eso este año se ha hecho con un material de pesca más resistente que ya le está dando sus frutos. Ya en la conservadora, este pescador rechaza que se trate de un pescado «basto» y defiende al contrario que de ella «sacará unos filetes muy buenos».