Turistas sudorosos sin camiseta yendo hacia la playa en un día de calor húmedo que ahogaba. Otros tomando un helado a la sombra. Un animador en la piscina organizando juegos para las familias en la piscina de un hotel, donde el jaleo era atronador. Las jarras de cerveza tamaño XL, liquidándose a velocidad de vértigo en los bares. Muchas familias echaban el rato en el minigolf. Aparentemente, la mañana de este viernes en Magaluf (Calvià) se presentaba como cualquier otra del verano en este reino del turismo británico.

Pero para los británicos no era un día cualquiera, después de enterarse de la muerte de la reina Isabel II, tras un longevo reinado de siete décadas. Y una muestra de que no era una jornada cualquiera se observaba en las terrazas de algunos bares, donde la atención de los clientes se dirigía hacia las pantallas de televisión, donde los canales británicos ofrecían las últimas novedades, con reporteros informando desde la residencia de Balmoral.

Steve y Tracy, un matrimonio británico, no quitaba los ojos de la pantalla, mientras bebían una copa de vino tinto en una terraza de Magaluf. Aseguraban sentirse “muy tristes” por esta “pérdida”. Explicaban que era normal sentirse así, después de un reinado de 70 años que comenzó en 1952. Ninguno de los cónyuges había conocido otro monarca. Steve y Tracy aseguraron estar en contacto con sus familiares en Inglaterra para ver cómo se ha vivido allí. 

Steve y Tracy, viendo la televisión. Juan Luis Iglesias

“Mi madre está devastada, le ha impactado mucho la muerte de la reina”, lamentaba Steve, quien quiso dar un voto de confianza al reinado que ahora se inicia de Carlos III, a sus 73 años. “Está claro que ha esperado durante mucho tiempo este momento y que ahora le llega. ¡Tiene mucha experiencia!”, argumentó Steve.

A pocos metros de este matrimonio, Peter Budden tomaba una cerveza junto a su mujer. Coincidió con su compatriota en señalar que hay que dejar margen de maniobra al nuevo monarca. “Espero que siga la tradición y continúe con los pasos de su madre”, señaló Budden, quien reconoció que todo el mundo sabía que este momento llegaría algún día, pero que, aun así, cuando finalmente ha sucedido, el “shock ha sido muy grande”. “Estoy muy triste, no tengo mucho más que decir”, apuntó. 

Budden, en Magaluf. Juan Luis Iglesias

Mientras estaba fuera del beach club al borde de la playa de Magaluf donde pasaba la mañana, Debbie Beaucjamp se fumaba un cigarrillo y reflexionaba sobre la importancia y el legado histórico que deja Isabel II, tras un reinado que atravesó buena parte del siglo veinte y las primeras dos décadas del veintiuno.  

Cuando se le preguntó por la muerte de la monarca, lo primero que hizo fue emitir un suspiro con tono compungido, y a continuación se lanzó a loar su figura. “Ha sido una maravillosa, increíble embajadora de nuestro país durante todos estos años”, declaró Debbie, quien ensalzó también su papel de madre. Esta natural de Bristol cree que Carlos III “trabajará duro para seguir los pasos de su madre”, que, volvió a remarcar, ha dejado un balance histórico. 

La turista inglesa Debbie. Juan Luis Iglesias

No todas las opiniones eran para ensalzar la monarquía. En otro beach club de la playa, un grupo de tres amigos de Liverpool se torraba al sol, mientras bebía jarras de cerveza. Uno de ellos tenía clara su respuesta cuando se le pedía por la muerte de la reina Isabel II. “No me importa, me da igual”, soltaba tajante. Y contestaba lo mismo cuando se le preguntó por Carlos III. “Me da igual, no me siento representado por la monarquía”, dijo. A su lado, otro amigo discrepaba: “Pues yo creo que Isabel II ha sido una buena reina”. 

Residentes británicos en el municipio de Calvià, donde son la comunidad extranjera más abundante. Una vecina inglesa, Carol, señalaba que se había sentido “muy triste” al enterarse de la noticia. Recordó que Isabel II, después de 70 años de reinado, era “parte de la historia” contemporánea de Gran Bretaña. También quiso remarcar la entereza de la monarca, que apenas unos días antes de su muerte tuvo las fuerzas suficientes de recibir en audiencia a la nueva primera ministra, Liz Truss, quien tomaba el relevo de Boris Johnson.