La ganadería extensiva en Balears puede ser una alternativa para mitigar los efectos del cambio climático ya que este modo de producción ayuda, entre otros aspectos, al mantenimiento de la biodiversidad y sostenibilidad, la reducción de la emisión de gases de efectos invernadero, el uso eficiente de los recursos, la promoción de la bioeconomía circular y la diversificación.

Esta es una de las principales conclusiones de la mesa redonda que tuvo lugar ayer en el Club Diario de Mallorca, organizada por la Associació Producció Agrària Ecològica Mallorca (APAEMA), con motivo de la celebración el próximo fin de semana de la XV Diada de Agricultura Ecológica y Ganadería Extensiva en Porreres junto a la XXIII Feria Estatal de la Biodiversidad Cultivada.

Bajo la premisa ¿Podemos comer carne y enfriar el planeta?, profesionales del sector defendieron este modo de producción en la islas frente a la ganadería intensiva en un debate moderado por Nofre Fullana, miembro de APAEMA. Intervinieron Gerardo Moreno, doctor en biología en la Universidad de Extremadura; Laia Batalla, de la Escola de Pastors de Catalunya; Toni Feliu, de ME ecològic de Mallorca junto a Edurne Caballero y Ana Santidrián, promotoras del proyecto Biela y Tierra. Nofre Fullana recordó que el modelo de la agricultura intensiva y las macrogranjas está en entredicho porque ha permitido generar carne en grandes cantidades y más barata pero de baja calidad y ha provocado el aumento de la contaminación y la emisión de CO2 a la atmósfera. «En Mallorca no existen macrogranjas pero contamos con ganadería extensiva que permite luchar contra el calentamiento global». El biólogo Gerardo Moreno sostuvo que para mantener los ecosistemas es necesario comer menos carne y que sea de mayor calidad por lo que la mejor opción es la producida de manera extensiva y no industrial.

Laia Batalla, impulsora de la Escola de Pastors de Catalunya, argumentó que los principales retos a los que se enfrenta la ganadería extensiva son «la falta de una política de consumo que la promueva, unas normativas no adaptadas, la baja rentabilidad económica, la falta de tejido asociativo y de relevo generacional».

Basándose en la idea de que la alimentación puede ser motor de cambio, nació el proyecto Biela y Tierra con el que Edurne Caballero y Ana Santidrián han recorrido el país en bicicleta para conocer proyectos de ganadería sostenibles con el medioambiente.

Caballero resaltó que es necesario el trabajo de divulgación en la población sobre la importancia de la carne ecológica porque «aprovecha los recursos del territorio». Su compañera Santidrián recordó que el consumidor debe tomar conciencia de que al apostar por la carne de ganado extensivo «ayuda a cuidar los ecosistemas». Por su parte, Toni Feliu, defensor de las razas autóctonas mallorquinas, lamentó las trabas burocráticas a las que se enfrentan ganaderos y agricultores para desarrollar su trabajo.