La llegada a Palma del ministro de Universidades Joan Subirats coincidió ayer con la irrupción de dos polémicas que afectan de pleno a la UIB: una conferencia criticada por entidades LGTBI y el apagado de la calefacción en el campus. Sobre el primer aspecto, Subirats se mostró favorable a la organización del acto de presentación del libro Nadie nace en un cuerpo equivocado, tildado de «tránsfobo» por colectivos LGTBI y también estudiantes.
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«La universidad es un espacio de pensamiento crítico, de debate y de controversia. Y así es la ciencia y es cómo ha evolucionado siempre el pensamiento. Por lo tanto, pienso que, aun no conociendo los detalles específicos, cualquier opinión merece ser escuchada y merece ser discutida en la universidad. Repito que la universidad es un lugar donde confrontar ideas y opiniones. Esta es la línea en la que creo que hay que pensar cuando estamos ante temas de ciencia», sostuvo.
El ministro señaló también que existe el compromiso de que en la nueva ley universitaria se refuercen las relaciones con la sociedad, se encaren las nuevas demandas que existen de microgrados y microcréditos, se refuerce el ámbito de la docencia y que la universidad pueda recuperar un buen ritmo de financiación, «que se había perdido en los últimos tiempos»