La pescadera de Peixos Carmen del Mercado del Olivar admitía que el poco género que podía ofrecer el martes en su puesto había llegado por vía aérea procedente de Galicia y Barcelona, fundamentalmente, y de los restos que le quedaron del pasado sábado. «Ni siquiera nos ha llegado el pescado de la península que suele arribar por vía marítima porque los camiones tampoco han ido a los puertos», se lamentaba pese a que había acudido a la subasta de primera hora de la jornada y se había podido hacer con algo de sepia y pulpo autóctonos. «Tan solo se han subastado 8 cajas de las capturas de una embarcación de trasmallo que el lunes sí salió a recoger unas redes que ya tenía caladas de antes. Se ha subastado un mero muy guapo, de unos 9 kilos, pero era muy caro y no he pujado por él», revelaba.
Pese a la escasez de clientela, esta pescadera, como el resto de sus compañeras de mercado, mostraba su total apoyo a los profesionales que han decidido parar por el elevado precio del combustible. «Yo también hubiera secundado la huelga», admitía sin tapujos.
Maribel, de Peixos s’Ancora, que también declaraba su apoyo incondicional a los profesionales del sector, arremetía no obstante contra los periodistas por, les acusó, haber asustado a sus potenciales consumidores hablando de un desabastecimiento de pescado fresco. «Ya sufrimos el sábado un menor número de compradores por las informaciones de los medios de comunicación. ¡Y eso que teníamos de todo porque habíamos ido a la lonja a las cuatro de la madrugada!», se lamentaba.
En el sentido contrario, Andreu, un cliente y consumidor habitual de pescado de Mallorca, consideraba que el paro escondía una clara intencionalidad política de los grupos de derecha de este país. «Tienen derecho a manifestarse y a protestar, pero pienso que este problema se podía solucionar de otra manera», opinaba.
